Pregonero, pregonero
Qué alegríiiiiia cuando me dijeeeeron, que Javier Ruibal iba a dar el pregóooooon!» Pero alegría grande. Desde aquí, desde Madrid, se ha vivido con especial emoción. Se lo dijimos a todo el mundo, porque aquí lo conocen. Un día, de hecho, pusimos un par de canciones suyas en el teatro, y los técnicos del Alfil se volvieron entusiasmados: ¿Javier Ruibal! Contestamos, henchidas de orgullo: ¿Sí, El Pregonero!
Actualizado:Porque ya eres El Pregonero, Javier, con mayúsculas. Como dice acertadamente José Landi, el justo medio entre el glamour y la re-percusión de un personaje famoso fuera de nuestras fronteras, y la cercanía, autenticidad y el localismo del amigo de casapuerta, medio vecino, al que se le puede ver por el Cambalache, con el que se puede tomar una cervecita en una esquina de La Viña durante los carnavales. El Pregonero Perfecto.
Yo, que no voy al pregón desde los tiempos de Carlos Cano, he dejado a un lado todos mis prejuicios, mi habitual rechazo a los fastos oficiales carnavalescos, y me he visualizado ya perfectamente el sábado de Carnaval en San Antonio, a pie de plaza, para asistir emocionada, feliz, a tu pregón, orgullosa del Carnaval de Cádiz como nunca, porque este año se honrará con la calidad de tus palabras, tu pedazo de buen rollo y tu alma de gran artista y mejor ser humano. ¿Qué bien! Javier Ruibal pregonero del Carnaval 2009. El mismo que se fotografía tanto con los grandes monstruos del Falla (¿ese Yuyu!) como con los del Carnaval ilegal. Encontrable en el patio de butacas en semifinales, y en Macías Rete a las tres de la mañana.
Tu nombramiento, Javier, me ha devuelto la fe en el Carnaval Oficial, ése en el que tan poco he creído, ése que a veces tanto he criticado. Estoy tan contenta con el mundo que, mira lo que te digo, soy capaz... soy capaz... hasta de... ¿hasta de presentarme a Ninfa!