El gran despilfarro
Actualizado:l otro día nos enteramos de que la Infanta Elena de Borbón tendrá un salario de 200 mil euros al año en la Fundación MAPFRE. Trabajará media jornada como directora de proyectos sociales y culturales. Nos podrá parecer bien o no semejantes emolumentos para cualquier profesional. Pero nada se puede objetar a la empresa, que decide prestigiar uno de sus departamentos con un fichaje real y le asigna libremente el sueldo. Y es que en esta vida, la cualificación a menudo no es tan importante. Pesa más el apellido, el árbol genealógico. Pero cuando hablamos de una empresa pública se dispara con pólvora ajena no con el dinero de los accionistas. Estamos inmersos en una profunda crisis económica y próximamente se discutirán los presupuestos generales del Estado. Zapatero vocifera que el gasto social no se verá recortado pero, tal y como pintan las cosas, sería estúpido e irresponsable aprobar unos presupuestos que no fueran restrictivos y austeros. A nadie le gusta pagar impuestos pero todos contribuimos por el bien general. Ahora bien, cuando se gestiona mal, a mí al menos, se me queda cara de tonto. Por ejemplo, ¿cuánto nos cuesta a los españoles mantener los medios de comunicación públicos, autonómicos y estatales? ¿cuándo se discutirá de verdad en este país sobre la financiación de estos medios? La doble caja, subvención pública y publicidad, es hoy por hoy indecente y una flagrante competencia desleal. Esta distorsión del mercado debe acabar ya. ¿Por qué tengo yo que pagar programas basura como Mira quién baila y dar de comer a personajes como Ana Obregón, Ortega Cano o Terelu Campos? Si a la nieta de Franco le pagaron la friolera de 48 mil euros semanales calcule usted mismo cuánto sacaran estos individuos. ¿Qué burrada se estará pagando a la productora Gestmusic por semejante bodrio? La deuda de TVE está por encima de los 8 mil millones de euros y aumenta cada año. El monstruo mediático es una máquina de perder dinero público. Hasta cuándo.