Rescate: sí, pero...
Dos cosas llaman la atención sobre el plan anunciado por el presidente Bush para parar la hemorragia financiera: la primera es el apoyo de los señores Obama y McCain, y la segunda que el Legislativo ha empezado a matizar, a pedir explicaciones y a cuestionar las prisas del Ejecutivo para ver el decreto sobre el bailout aprobado a toda prisa.
Actualizado: GuardarLos aspirantes a la Casa Blanca supieron de inmediato que el asunto, gravísimo, debía ser puesto al margen del debate electoral y que sus gestos debían estar a favor de toda solución capaz de detener la crisis y asegurar a los contribuyentes que su dinero, el que servirá para comprar los gráficamente llamados activos tóxicos, les dará seguridad particularmente en el campo de las hipotecas inmobiliarias.
Obama ha sido un poco más activo en ese énfasis, como corresponde a la tradición demócrata, pero el republicano McCain ha entendido que no podía quedarse atrás y ha recuperado un cierto tono populista, critica al viejo Washington y hace lo imposible para no ser identificado con la gestión Bush. Que la tragedia económica le perjudica quedó claro en el sondeo del martes para ABC News: nueve puntos por detrás de Obama. Pero el Capitolio también se resiste, y desde los dos partidos.
Un diputado republicano locuaz, el tejano Joseph Barton, dijo que «solo porque Dios creó el mundo en siete días, nosotros no tenemos que aprobar el decreto en otros siete», mientras juicios técnicos muy cualificados, como el del antiguo economista-jefe del Fondo Monetario Internacional, Simon Jonson, decía al Washington Post que el plan ni es total ni decisivo, contra lo que parece dar a entender quien lo defiende, Henry M. Paulson, secretario del Tesoro, respaldado por el presidente de la Reserva Federal, Ben S. Bernanke.
Al fondo, se advierte la amargura del público ante lo que es, ni más ni menos, que recurrir a su dinero para comprar lo peor de Wall Street a un precio absurdo y enmendar así la gestión aventurera y potencialmente delictiva (el FBI anuncia que abre una investigación) de ejecutivos amateurs y sin escrúpulos. Como compensación, el decreto podría incluir severas penalizaciones y limitaciones futuras para esos ejecutivos. Vivir para ver.