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Mercedes, la Morena guapa del Padre Jesús

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Se despertó la mañana soleada, y posiblemente ésa fuera la mejor noticia y la mayor novedad. Llevaba dos días lloviendo copiosamente sobre Jerez y todos los partes meteorológicos apuntaban a que la jornada de ayer iba a continuar nublada, con fuertes riesgos de precipitaciones. Sin embargo, el sol lucía radiante cuando, a las once de la mañana, Juan del Río Martín presidía el Solemne Pontifical en el que la ciudad renueva su voto de obediencia, con las máximas autoridades presentes en la Basílica mercedaria.

La Señora, que desde el primer día de la novena luce esplendorosa en su paso, iba exhornada de manera exquisita con centros de nardos, que impregnaban con su aroma toda la Basílica así como las calles de la ciudad a su paso. Muchas veces, acostumbrados a la excelencia, somos incapaces de prestar atención a los pequeños detalles, que son los que hacen de jornadas como éstas citas de recuerdo imborrable en nuestra memoria. Y uno de esos detalles es sin duda la figura de José Carlos Gutiérrez, el vestidor de la Merced. Desde hace años se ha colado en el mundo de las hermandades y cofradías, y su entrada ha sido silenciosa, cargada de trabajo y de profesionalidad. Ni una mala palabra, ni una voz más alta que otra. Tan sólo un respeto tremendo por la propia historia de cada imagen que toca y un gusto exquisito a la hora de vestir. La Señora de la Merced iba, sencillamente, perfecta.

La procesión

La Cruz de Guía salío, como es habitual, a las seis y media de la tarde. Al frente, el diputado de cruz se estrenaba en su puesto, pero el diputado mayor de gobierno de las Angustias hizo un trabajo serio y riguroso, que permitió que la cofradía avanzara toda la noche a buen ritmo para mayor descanso del cortejo. Un acierto, y no debemos cansarnos de reconocerlo, el notable recorte horario que ha sufrido la procesión de la Merced, que ayuda a que las hermandades que acompañan en el cortejo aguanten hasta el final del recorrido, evitando las huidas que se producían antiguamente.

La Señora estaba en el dintel de la Basílica a las siete de la tarde, mandada por Martín Gómez Moreno. La cuadrilla, cada año más consolidada, peleó cada chicotá por hacerla mejor que la anterior, dando un año más muestra de oficio, compromiso y devoción, y no necesariamente en este orden. Martín Gómez, en su veinticinco aniversario al frente de los martillos de la ciudad, volvió a demostrar por qué es en la actualidad, y desde hace más de una década, uno de los capataces más admirados e imitados de la ciudad, y ayudado por su equipo de siempre aportó la seriedad y el rigor que necesita el oficio de la costalería y el mundo de los hombres de negro.

El recorrido fue el mismo del año pasado, y parece que se estabilizará, al menos, hasta que la calle Merced vuelva a estar abierta al tráfico. La Patrona bajó por las calles Muro y Ancha antes de enfilar la calle Porvera. En apenas media hora, la Morena de la Merced llegó hasta la iglesia de la Victoria, lo que da una idea de la velocidad a la que avanza esta procesión de gloria. La Rotonda de los Casinos fue paso obligado antes de meterse por la Alameda del Banco y Tornería, que junto con la Porvera fueron los lugares donde más público se congregó para ver el tránsito de la procesión de la Patrona.

Una vez estuvo en Rivero, la comitiva cogió por calle Compañía, Francos y calle Muro para estar en la plaza de la Merced a las diez de la noche, una hora más que respetable teniendo en cuenta que hoy es día laborable, evitando de esa manera las recogías metidas en la madrugada con las calles llenas de vacío.

Antonio Rodríguez Liaño fue el encargado del fervorín a la Patrona de la ciudad desde el balcón de los padres mercedarios. El que fuera pregonero de la Semana Santa pronunció un texto cargado de emoción, donde se hizo más presente que nunca la figura del padre Jesús. Las muestras de cariño hacia el recordado sacerdote no cesaron en todo el recorrido, y el padre Felipe, comendador de la Orden mercedaria de Jerez, pudo comprobarlo desde el preciso momento en que la Merced estuvo en la calle. No estuvo el padre Jesús, que seguro asistió a la procesión desde un buen palco en el cielo, pero está más que comprobado que la Patrona sigue en buenas manos. En la de los padres mercedarios, por supuesto, y en las de todo Jerez.