BENDICIÓN. El Arzobispo Castrense inauguró la sede. / T. SÁNCHEZ
Jerez

La Fundación Teresa Rivero estrena su sede en pleno centro de la ciudad

Más de 600.000 euros ha costado la reforma de la antigua Casa Palacio de los Pérez Luna, en la plaza Rafael Rivero Alfonso Ruiz-Mateos recalcó que esta institución «está al servicio de los jerezanos» para fines sociales y culturales

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Por Jerez y para Jerez. Y ahora también en el centro de Jerez. Desde ayer, la Fundación Teresa Rivero cuenta ya con su sede en el casco histórico de la ciudad en la antigua Casa Palacio de los Pérez Luna, un emblemático edificio de estilo barroco que se levantó en el año 1777 y con el que la familia Ruiz-Mateos quiere reforzar el compromiso de esta institución con los ciudadanos a los que tiene intención de prestar servicio con fines culturales y sociales.

La propia Teresa Rivero, presidenta de la Fundación que lleva su nombre, así como su vicepresidente, Juan Manuel Corchado, y Alfonso Ruiz-Mateos en representación de sus 12 hermanos y de su padre, el empresario José María Ruiz-Mateos -que tuvo que ausentarse por motivos laborales-, fueron ayer los anfitriones de la inauguración de esta sede, que ha sido remodelada por el equipo del prestigioso arquitecto Ramón González de la Peña y que ayer fue bendecida por el Arzobispo Castrense, Juan del Río.

El administrador apostólico de la Diócesis se felicitó por la implicación de la familia Ruiz-Mateos con la ciudad y por la importante labor que podrá desarrollar la Fundación, «con un trabajo que ofertará cultura, que es lo que nos hace libres, y que también tendrá la dimensión social de la que esta familia siempre ha hecho gala».

En un salón de actos presidido por la imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro del complejo de la Atalaya -que fue en su día de los Ruiz-Mateos-, y que el Ayuntamiento cedió ayer para la inauguración, el vicepresidente de la Fundación recordó que fue hace ya tres años cuando José María Ruiz-Mateos le encomendó la puesta en marcha de esta institución que «no es una sustitución de la antigua Fundación Rumasa, pero que sí pretendía llenar el vacío que existía en la ciudad».

Desde ese noviembre de 2004 hasta ayer, la Fundación ha trabajado a un ritmo frenético para contar con una sede emblemática y reconocible en el centro de la ciudad -hasta ahora trabajaban desde Bodegas Garvey-, y para ir calando en una sociedad a la que ha aportado proyectos culturales; ayudas económicas a ONG, asociaciones o hermandades y la promoción tanto de la ciudad por la que la familia Ruiz-Mateos «tiene un infinito amor» como de su producto más conocido, el vino.

«Por amor a Jerez»

A partir de ahora, con la ventaja de esta nueva sede, la Fundación podrá seguir trabajando «por Jerez y contribuir a su mejora, sin distinguir ideologías o clases», recalcó Corchado.

Y es que el compromiso de la familia, como lo expresó Alfonso Ruiz-Mateos, es «estar al servicio de los ciudadanos» con una institución que «nace por el amor de mi padre a Jerez, por su generosidad y su intención de ayudar a la tierra donde tiene su corazón».

En esa labor, la Fundación Teresa Rivero se pone al servicio del Ayuntamiento de Jerez, del que también espera «reciprocidad», un gesto que agradeció la alcaldesa, Pilar Sánchez, que felicitó a la familia por la adquisición del patrimonio ubicado en la plaza Rafael Rivero, al tiempo que agradeció «la responsabilidad social de esta institución en su promoción de Jerez y del jerez, dos objetivos en los que coincide con el deseo del Consistorio».

Tras los discursos y la imposición de insignias, llegó el momento de recorrer este palacio cuyo último propietario fue Francisco Fernández García-Figueras y cuya reforma ha tenido un coste de más de 600.000 euros.

Los trabajos de remodelación, que empezaron en marzo de 2007, han permitido convertir un edificio que era una casa familiar en «un complejo que mezcla lo moderno y lo funcional» y en el que en la planta baja los dormitorios han dado paso a una zona de administración en torno al magnífico patio central.

En la primera planta se ha construido una gran sala de exposiciones en forma de L de algo más de 100 metros cuadrados, de los 300 que tiene este edificio en cada una de sus tres plantas.

Y por la escalera, que se ha tenido que hacer de nuevo para adaptar a las normas de seguridad, se sube a la última planta, en la que Fundación tiene previsto instalar una zona de talleres y un centro de nuevas tecnologías que sirva para la formación y también como espacio que las «pymes puedan usar en caso de necesitarlo», explicó Juan Manuel Corchado.

ppacheco@lavozdigital.es