Van der Vaart y Raúl destrozan a un Sporting que acaba humillado
El holandés marcó un 'hat trick', mientras que el capitán blanco recuperó el olfato goleador en la fiesta blanca (7-1)
Actualizado: GuardarRafael van der Vaart y Raúl fueron los grandes protagonistas de la goleada del Real Madrid al Sporting, que en cuatro días ha encajado 13 goles. El holandés firmó su primer hat trick en España, mientras que el capitán blanco mojó por primera vez en esta Liga y se llevó la ovación de la jornada.
En los primeros compases de la película, aparecieron los sportinguistas cabreados por el 1-6 contra el Barça y con ganas de alegrar a la diáspora rojiblanca presente en las gradas. El Madrid sufría sin el balón y el Sporting hacía sonreír a sus seguidores. Pero como en las anteriores entregas de esta saga, no definió de cara a portería. En cambio, los blancos fabricaban sus goles en apenas un suspiro. El golpe inicial apareció cuando Rubén de la Red robó el primer balón. Dio un pase medido a Raúl, que peinó de cabeza hacia atrás para que Rafael van der Vaart definiera en carrera. Era el primer tiro serio del Madrid en todo el partido.
Con el tanto, el film perdió interés. El Bernabéu ya se sabía este guión. Ahora sólo faltaba que el Sporting asustara un poco al respetable (lo hizo Kike Mateo al desaprovechar un contragolpe claro) y que el Madrid les diera otra alegría. Van der Vaart fue el encargado de poner el glamour con un taconazo a pase de De la Red. En la siguiente jugada, Gonzalo Higuaín recibió el balón y lo cruzó en la portería de Sergio Sánchez. Los blancos, sin hacer nada del otro mundo, ya habían destrozado al Sporting, que ahora sólo tenía un objetivo: no recibir un saco de goles.
Estaban equivocados. Los blancos hicieron variaciones en el guión y decidieron machacar al rival. Querían superar los seis goles del Barça. Por eso empezaron con una presión sorprendente, que culminó otra vez Van der Vaart en gol.
Con cuatro goles en la saca y el partido sentenciado, los madridistas pensaron de forma individual. El Sporting estaba en estado catatónico. Era un colador por el que se colaba quien quisiera. Roben fue el primero en hacerse una jugada solito y marcar; lo intentó otra vez, pero mandó la pelota al larguero. El rechace lo cogió Raúl, que no perdonó.
Era lo que faltaba para la fiesta, que el capitán marcara. Por fin, el Bernabéu pudo celebrar un tanto de Raúl y se llevó una ovación excesivamente extraordinaria para un 6-1. El `7´ ya no se llevó los dedos a la espalda, sino que prefirió celebrarlo con rabia. Hizo lo mismo, con el segundo de su cuenta. Una bonita cuchara cerró la cuenta del Madrid, que decidió bajar el pistón.