ANDALUCÍA

PSOE y PP se echan en cara el nuevo retraso de la 'deuda histórica'

La deuda histórica sirvió ayer como arma arrojadiza para socialistas y populares. Ambas formaciones utilizaron casi los mismos argumentos, pero mientras el PP hablaba de lo más próximo, la negativa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a cumplir con el plazo que fijaba el Estatuto de Andalucía para la cuantificación de este débito, los socialistas no quisieron que se olvidara la actuación que tuvieron los populares andaluces durante los ocho años de Gobierno de José María Aznar.

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José Antonio Griñán, vicepresidente segundo y consejero de Economía y Hacienda, no anduvo por las ramas: «Acepto mi responsabilidad por no haber llegado al plazo estatutario». La justificación de la postura andaluza, que se levantó de la mesa de negociación al no querer aceptar el Gobierno central la cifra mínima de 1.148 millones de euros que ha fijado el Parlamento, fue igualmente clara: «más vale seis meses de prórroga que un mal acuerdo o una renuncia», reseñó Griñán.

El máximo responsable económico del Ejecutivo andaluz puso el acento en que, más allá de esta demora en decidir el importe final de este débito, lo trascendental es que le Gobierno central se haya comprometido a pagar antes del 10 de marzo, tal y como establece también el articulado andaluz.

Griñán indicó que es posible que el actual debate sobre el modelo de financiación haya podido influir en la complejidad de la negociación entre el Gobierno central y el andaluz. Considera, no obstante, que la cuestión es más compleja: «Con esta negociación, Andalucía, los andaluces nos hemos situado en el escenario tal vez más polémico del debate territorial; desde luego, en la almendra más política de este debate, la que se refiere a las transferencias de recursos entre las comunidades autónomas».

Antonio Sanz, portavoz del Grupo Popular, mostró su claro desacuerdo con este análisis en una intervención dura que incluyó una pregunta directa a Griñán: «¿A qué espera usted para dimitir?» El vicepresidente, en su turno de réplica, respondió: «No tengo ningún inconveniente en dimitir en el momento en que el presidente Chaves o la bancada socialista me retire su confianza». Un hecho que, ante la ovación cerrada que recibió ayer el vicepresidente del grupo socialista, con Chaves a la cabeza, parece poco probable.

Sanz se mostró implacable en el resto de su alocución: «Tras su discurso, señor Griñán, da la impresión de que su Gobierno ha enterrado definitivamente la deuda histórica», acotó Sanz.