«No podía enquistarme como víctima»
ION ARRETXE actor Ion Arretxe (Rentería, 1964) no es actor, sino un reputado director artístico del cine español que ha trabajado en películas como Todo es mentira o La soledad. Jaime Rosales le rogó que fuera el terrorista de Tiro en la cabeza. A mitad de rodaje, Arretxe le reveló un secreto. El 26 de noviembre de 1985, la Guardia Civil le detuvo acusado de pertenecer a un comando de ETA.
Actualizado:Le aplicaron la ley antiterrorista y denunció torturas en el cuartel de Intxaurrondo. Cuenta que le sumergieron en un río con un saco en la cabeza. El tristemente célebre coronel Galindo participó en el martirio. Ese mismo día también detuvieron a Mikel Zabaltza, cuyo cuerpo apareció flotando días más tarde. Arretxe pidió justicia ante cinco jueces, pero el caso se sobreseyó por falta de pruebas. Superó la rabia y lleva casi dos décadas viviendo en Madrid.
-Afirma que su personaje se le parece en la cotidianidad.
-Sí, es solitario pero no demasiado, como yo.
-Confía en Jaime Rosales.
-Tiene la ingenuidad del niño que descubre que el emperador va desnudo. Es una persona excepcionalmente buena y valiente. Me produce fascinación.
-Y va un día y le desvela su pasado.
-Creo que por eso acepté protagonizarla. Jaime me escuchó y pudo entender algo mejor todo lo que pasa aquí. Después supe que lo tenía que hacer público. Son cosas que parece que te tienes que callar, y yo pienso que no.
-¿Qué siente cuando pasa junto a Intxaurrondo?
-Voy mucho al barrio. Piensas: Vaya burros que fueron haciendo esas cosas. Sin más. No me gusta ir de víctima. Ha pasado y está en mi vida, y todo lo que ha venido después está cimentado sobre eso. No puedes construir tu vida desde el odio y el rencor, eso te humedece el corazón.
-¿Y la rabia dónde queda?
-Era un crío, tenía 21 años. La rabia se pasa, pero la soberbia no. Creer que tienes la razón o que eres el bueno porque te han hecho eso y que los demás son malos... Tienes que caerte del burro y no perpetuar tu soberbia a través de los años.
-Aquello le cambió la vida.
-Sí. Supe que no podía enquistarme como víctima. Qué pobrecito. Quería seguir con mi vida, que en aquel momento estaba relacionada con el teatro. Me fui a estudiar escenografía en Barcelona. Yo me sigo considerando abertzale, pero no estoy de acuerdo con la lucha armada en el momento actual. A la vista está que en 50 años se ha conseguido poquísimo a costa de un tremendo dolor.
-¿Es optimista respecto al futuro próximo?
-Sí, pese al enconamiento que vivimos. Después de los fracasos de las últimas treguas habrá que buscar nuevas vías. Sólo quedan pasos generosos desde ETA y el Gobierno.