HALLAZGO. Einstein donó el telescopio a la Universidad Hebrea. / LA VOZ
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El legado arrumbado

Hallan un telescopio de Albert Einstein en el sótano de una universidad de Jerusalén que ostenta sus derechos de autor

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Cuando el genio científico Albert Einstein donó su telescopio a la Universidad Hebrea de Jerusalén difícilmente pensó que acumularía polvo durante décadas en un sótano hasta su descubrimiento por un apasionado de su legado. El Nobel judío-alemán ordenó en vida la cesión de todos sus escritos, incluidos los de la teoría de la relatividad, a este centro académico, que ostenta en la actualidad sus derechos de autor.

También hizo lo propio, junto con otros artefactos, con su telescopio, incluido en los registros de la universidad que nadie se molestó en consultar durante décadas, según relata en su edición del lunes el diario israelí Yediot Ahronot. Einstein había recibido el telescopio de Zvi Gezri, un colega científico al que conoció en la Universidad de Princeton (Estados Unidos). Durante más de diez años el instrumento permaneció almacenado en el edificio del planetario de la Universidad en Jerusalén, que está en desuso.

Así hasta que Eshel Ofir, director del Centro Belmonte de Ciencias de Laboratorio de la Universidad Hebrea, se lanzó a su búsqueda, finalmente con éxito. «Sabía que teníamos el telescopio que Einstein donó a la escuela y siempre me había preguntado qué había pasado con él», explicó Eshel al rotativo. «Uno de los lugares donde decidí buscar fue el antiguo edificio del planetario. Estaba, literalmente, poniendo orden entre los escombros cuando lo encontré», recuerda.

Ahora, el autor del hallazgo espera que el telescopio suponga una «oportunidad para los jóvenes estudiantes de entrar en contacto directo con el legado de este gran hombre», cuya «curiosidad no tenía límites».

La Fundación Jerusalén y el centro científico Joseph Meyerhoff de la ciudad santa han aportado fondos para la restauración del instrumento que perteneció al padre de la Teoría de la Relatividad.

Frigorífico ecológico

Por otro lado, un equipo de científicos británicos ha reconstruido un prototipo de un refrigerador ecológico inventado por el físico Albert Einstein en 1930 que tiene la ventaja de no alimentarse de electricidad. Los refrigeradores modernos son muy perjudiciales para el medio ambiente ya que funcionan mediante la compresión y expansión de gases llamados freones, que contribuyen poderosamente al llamado efecto invernadero. Conforme aumenta el nivel de vida en muchos países en desarrollo se venden cada vez más frigoríficos, con lo que aumenta la llegada a la atmósfera de esos gases, más nocivos aún que el dióxido de carbono.