El aumento de plazas de los comedores escolares no evita las listas de espera

El servicio de comedor escolar nació como un instrumento más para la conciliación de la vida familiar y laboral. La iniciativa se encuentra dentro del Plan para las Familias que impulsó la Junta en 2002 y en sólo cinco años se ha llegado a cuadruplicar el número de instalaciones. Pero no es suficiente. En los últimos cursos la demanda ha superado la oferta de plazas ante la rigidez de los horarios laborales de los padres y la comodidad que supone un servicio de este tipo.

Los alumnos gaditanos cuentan este año con comedores en 191 centros, 16 más que el anterior. En estas dependencias se garantizan plazas a un total de 24.168 usuarios, frente a los algo más de 17.000 a los que se dio cobertura durante el curso pasado, según los datos aportados por la Delegación provincial de Educación. Pero eso no ha evitado que sigan manteniéndose las listas de espera. Ése es el caso del Colegio Profesor Tierno Galván, donde se han quedado fuera 23 niños, la mayoría de Infantil y otros 59 en el Reyes Católicos, ambos de Cádiz.

En estos centros los alumnos tendrán que esperar a que queden plazas libres a lo largo del curso para disfrutar del servicio. Cuando el número de solicitudes supera las plazas disponibles toca recurrir a la baremación y es el propio centro el encargado de realizarla. Para ello se siguen una serie de criterios definidos en la orden del 27 de marzo de 2003 y que dan prioridad a los pequeños en riesgo de exclusión social o con padres separados.

Pero hay colegios que han querido dar un paso más y ante la creciente demanda han decidido acercar posturas. Así lo han hecho en los centros de San Fernando, donde los directores siguen pautas similares para realizar las baremaciones. «Queremos que sea lo más equitativo posible y vamos a intentar que primen más otros requisitos como el que los dos padres trabajen o sean cuidadores de personas dependientes a que el que un alumnos sea de Primaria o Infantil», explicó Marisa Gavilán, directora del Raimundo Rivero. En su centro se han quedado fuera 37 niños.

Precisamente en San Fernando se ha reforzado la dotación de comedores con cuatro nuevos gestionados por la Junta, tres de ellos pertenecen a los antiguos centros de militares Wenceslao, Tofiño y Solís, que han dependido del Ministerio de Defensa hasta el curso pasado.

Entre los centros consultados en Chiclana, el que más problemas presenta es el Colegio José de la Vega, que tiene un comedor de gestión directa que dispone de cocinero y pinche propio. Hasta el curso pasado ofrecía servicio a los alumnos del Carmen Sedofeito, pero el aumento de la demanda registrado este año ha obligado a los alumnos del otro centro a quedarse fuera y aún faltan algunas plazas para los propios, una cuestión que el director ya ha trasladado al delegado de Educación, Manuel Brenes.

Demanda real

Jerez es otra de las localidades con mayor demanda de comedores. A pesar de que la ciudad cuenta con tres nuevos, la lista de espera en dos colegios ha sido inevitable. En ambos se han quedado fuera unos 60 niños. Para dar servicio a todas las solicitudes Educación ha optado por doblar los turnos, aunque la orden de la Junta contemple la posibilidad de establecer hasta cuatro tandas, «no sería adecuado porque habría niños que terminarían de comer cerca de las cuatro», explicaron fuentes de la Administración.

No obstante la mayoría de centros ofrece servicios a todos los alumnos que lo solicitan, una demanda, que según Mario García, presidente de la federación de Ampas de Cádiz, Fedapa, «no se corresponde con la real, pues muchos padres ni siquiera lo piden porque saben que no hay plazas». Aún así este curso no han recibido reclamaciones al respecto. «Es temprano para hacer balance, pero es necesario seguir ampliando plazas año tras año para dar respuesta a todas las solicitudes», señaló García.

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