INCOMODIDAD. Ángela Mota Sánchez, afectada por el desplome del techo de Hércules, 15, vive con su familia entre cajas en un piso de realojo. / ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Vivir de realojo

Algunos inquilinos afectados por varios derrumbes e incendios en Cádiz aún aguardan volver a sus casas; los propietarios continúan con las obras de reparación

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Vivir entre cajas. Varias de las familias que tuvieron que ser realojadas durante este año por derrumbes e incendios en sus casas aún siguen fuera de sus hogares con el consiguiente gasto e incomodidad. «Vivimos entre cajas amontonadas. Ahí guardamos toda la ropa y nuestras cosas personales. Lo peor es que cuando hay que buscar algo se pierde mucho tiempo», lamenta Ángel Gómez, el inquilino de Hércules, número 15, al que el pasado mes de junio se le cayó el techo del dormitorio de sus hijas. Ángela Mota Sánchez, su mujer, aún no olvida el susto que se llevó al escuchar el «tremendo estruendo». El suceso, del pasado día 30 de junio, estaba «anunciado», según ella, porque «ya se habían sentido varios ruidos y por precaución decidimos no usar esa habitación», dice. Ángel reconoce que el origen del problema fueron «las humedades», puesto que «el techo de escayola estaba empapado de agua y las vigas, que no estaban hechas en condiciones, no soportaron el peso. En varias ocasiones llamamos al propietario, pero no nos hizo caso», aclara.

Actualmente, Ángel y Ángela, junto con sus hijos, residen temporalmente en la calle Santa Rosalia, número 2. Un primer piso buscado por el administrador de la finca hasta que el dueño de Hércules, 15 termine con las obras de afianzamiento de los techos. «Nos han dicho que en unas dos semanas podremos volver a nuestra casa, allí están todos nuestros muebles que no hemos podido sacar», celebra Ángel.

Las nueve familias de la calle Pasquín y Sagasta que fueron desalojadas de sus viviendas el pasado mes de mayo por el desplome de un muro medianero de obra que se estaba realizando en el solar número 96-98 de la calle Sagasta, ya han vuelto a sus hogares. Juana Pérez, una de las afectadas, reconoce que la temporada de realojo en el hotel Las Cortes de Cádiz fueron «días difíciles porque uno está acostumbrado a hacer la misma vida y todo lo que sea salir de tu barrio trastoca la vida cotidiana. Sin embargo, no tenemos queja porque la oficina de Asuntos Sociales de la calle Zaragoza corrió con todos los gastos», aclara.

Peor suerte han corrido las familias que sufrieron el incendio en la calle Torre, número 49, la madrugada del 27 de junio de este año; una noche agitada para los bomberos, puesto que se produjeron dos fuegos intencionados más en el número 17 de la calle Isabel La Católica y 8 de Calderón de la Barca.

En principio las previsiones de los trabajos de la calle Torre, 49 apuntaban a dos meses, pero lo cierto es que la vivienda no estará en condiciones de ser habitada hasta principios de año. Alfredo Caballero Butrón confiesa lo complicado que es vivir así, «pidiendo permiso constantemente para entrar en tu casa para coger ropa, ahora que se acerca el cambio de estación. Parece que estamos mendigando», lamenta.

Tras el suceso, Alfredo estuvo ingresado con su mujer unos días en el hospital Puerta del Mar. Afortunadamente, a los seis días de darle el alta los médicos, este gaditano, carpintero de profesión, encontró trabajo.

Otros inquilinos afectados por el incendio de Torre, 49 viven en casas de familiares en Cádiz e incluso en San Fernando.

La finca de la calle Torre, 49 sigue precintada ante la impotencia de los inquilinos que ven como el plazo de un mes que en principio se había dado para rehabilitar la vivienda se está convirtiendo en medio año. «Yo he trabajado en la construcción y sé lo que digo. El perito nos ha confirmado que sólo los trámites administrativos, el papeleo, tarda dos meses. Además, el propietario de la finca tenía contratado un seguro mínimo, de manera que no sé quién va a pagar la totalidad de los trabajos de mejora», aclara José Luis Otero, otro de los afectados que también está realojado.

La Delegación municipal de Urbanismo también ordenó el desalojo de la finca número 4 de la calle San Roque la pasada primavera tras el desplome de uno de los techos. Un inmueble que tuvo que ser desinfectado por Sanidad. Más de una docena de vecinos fueron trasladados a otras viviendas, donde permanecieron hasta que finalizaron las obras de rehabilitación del edificio catalogado como infravivienda. En este caso el Ayuntamiento, también se hizo cargo del realojo de los afectados. El dueño de la finca, que se hizo cargo de los trabajos, firmó un convenio de rehabilitación del edificio con la Junta.

jmvillasante@lavozdigital.es