«Nos dijeron que arreglarían la casa pero seguimos en las mismas»
Una familia de Bornos, con un hijo autista, vive en una infravivienda con problemas de humedad, electricidad y falta de servicios
Actualizado: GuardarLa familia Mateos Jaren vive en la Huerta el Patronato de Bornos, hasta ahí sería una historia normal de cualquier familia de la serranía. Pero no es así, ellos habitan en una infravivienda desde hace algo más de tres décadas, a pesar de que han sido beneficiarios del programa de erradicación de Infraviviendas de Andalucía.
Esto supone que conviven entre humedades, goteras, techos de Uralita en parte determinadas de la casa y en algunas habitaciones, una cubierta destrozada que no evita que el agua se filtre, falta de corriente eléctrica y de suministro de agua en algunas zonas de la casa y, además, no están conectados al alcantarillado municipal, por lo que no vierten aguas al mismo sino a un pozo ciego que constantemente se llena y provoca finalemnte que se atascan las tuberías, entre otros muchos problemas.
A todo esto hay que unir que, además de las cinco personas que viven en la casa, uno de ellos, un hijo de 29 años, padece autismo. El joven se quedó hace años, al cumplir la mayoría de edad, sin poder optar a una plaza en colegios o residencias públicas para tratar este tipo de enfermedad, por lo que también tiene que vivir en estas circunstancias y sin poder recibir la correspondiente ayuda por parte de sanitarios y expertos. Lleva más de una década sin poder recibir asistencia y aunque no es una enfermedad en la que tenga que estar bajo supervisión médica sí es aconsejable que un profesional esté pendiente de las evoluciones del paciente para que éste no se retraiga más en su interior.
Actualmente el joven lleva tanto tiempo con su madre que está acostumbrado a ella y si «me separo un minuto de él, se niega a vivir», apunta María, la madre. Aspecto muy inusual debido a la soledad en la que se envuelven los niños autistas.
Tiempo suficiente
Juan Manuel, uno de los hijos de la familia, entiende que «el Ayuntamiento ha tenido tiempo suficiente para arreglar la casa de mis padres, desde que nos concedieron, hace casi diez años, una ayuda para mejorarla», añadiendo que «otras viviendas del pueblo que se beneficiaron de este programa para acabar con la infravivienda, ya han sido arregladas pero la nuestra continúa en las mismas circunstancias que cuando llegamos».
Uno de los problemas que hacen que se complique el arreglo de la vivienda es que «no encuentran donde meternos mientras hacen las obras correspondientes de mejora », apunta María.
Problemas de reaoljo
El Ayuntamiento suele realojar a los vecinos que se encuentran en estas circunstancias, en viviendas de alquiler pero para esta familia la cosa se complica porque su hijo enfermo «no puede vivir en una casa donde no tenga el espacio al aire libre que tiene en ésta, es un aspecto mínimo para algunas familias pero fundamental para nuestra familia», señala la madre.
Ante esto, han optado por rehabilitar un par de pequeños cuartos de la casa, que se destinaban a las cuadras, para que puedan vivir en él mientras los responsables se dispongan a arreglar la casa. Ellos han aceptado esta salida pero «aún así han venido dos veces, han hecho cuatro chapuzas y siguen sin terminar este cuarto alternativo, donde tendremos que apañarnos con suelos de cemento y sin espacio para todos», apunta el hijo Juan Manuel.
Comprensión y apoyo
La familia pide comprensión con sus circunstancias y que «ya que nos han dicho que ese dinero -22.157,11 euros, según ellos mismos- está disponible para arreglarnos la vivienda, que lo hagan cuanto antes», asegura María que añade que «yo ni quiero lujos ni pretendo incomodar a nadie, pero pido por favor que nos den una solución digna».
Su hijo José Manuel, sin embargo, es más enérgico y solicita que «nos arreglen ya la vivienda porque vivimos personas en ella y no animales por lo que no es lógico que se permitan desmanes urbanísticos, incluso cercita de esta casa, y aquí no nos dejen hacer absolutamente nada para mejorar la vida o simplemente para poder vivir en ella». Esta última afirmación se refiere a que «hace cinco años pedimos que nos dejaran arreglar algunas cositas y nos la denegaron sin opción a réplica».
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