Todo sigue igual
Aunque esta columna no tiene entre sus cometidos el de convertirse en reseña literaria, existe una novela que les recomiendo, para entender la actual situación política que vive nuestra ciudad, llamada El gatopardo. La novela fue escrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa entre 1955 y 1957 y, en un breve y apresurado resumen, narra las vivencias de un noble de la corte italiana, Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, describiéndose los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX, cuando desembarca Garibaldi en Sicilia y se produce un vuelco en la situación política italiana. El protagonista, Don Fabrizio, asiste con distancia, tristeza y melancolía al final de una época. De algún modo, la aristocracia entiende que se acerca el final de su supremacía, pues en la sociedad italiana surge una nueva situación política de la que se aprovechan los burócratas y mediocres, quienes pasan a convertirse en la nueva clase social emergente.
Actualizado: GuardarA pesar de que en el desarrollo de la obra la clase aristocrática cae en desgracia, un alto funcionario ofrece a Don Fabrizio la posibilidad de ser senador del nuevo Reino de Italia. Don Fabrizio rechaza tal oferta alegando que está demasiado ligado al antiguo régimen y, justo en ese momento, da como respuesta la famosa cita: «Algo debe cambiar para que todo siga igual».
Y esto, que es novela ficción, y cuenta con casi un siglo a sus espaldas, es justo lo que está ocurriendo desde que en nuestra ciudad la formación socialista gobierna de forma mayoritaria. Básicamente se intenta que las cosas cambien, pero teniendo como trasfondo la idea de que todo siga tal cual.
Vaya un ejemplo, pues lo he podido comprobar con el Plan de Movilidad. Tras un enorme despliegue mediático, en resumen, lo que se hace es rescatar las propuestas que siempre han rondado las cabezas de anteriores gobernantes, con la peatonalización de Calle Honda como eje central, unida a una más que obsesiva preocupación porque el turismo particular no circule por nuestras calles. Espero que tal medida traiga consigo la paralela rebaja, incluso supresión, del Impuesto de Circulación de Vehículos.
Nos dicen que son medidas nuevas, que no lo son. Explican que tales medidas cuentan con el máximo beneplácito, que no lo cuentan; e incluso se llega a afirmar que son adoptadas tras oír las opiniones, todas a favor, de los sectores implicados, los cuales juran que a ellos nadie les ha preguntado nada.
Pero como de lo que se trata, que diría Don Fabrizio, es de cambiar algo para que todo siga igual, la tecla mágica de esta propuesta consiste en pintar los autobuses urbanos, que pasarán del tradicional y pelín hortera, color rosa, a un más jerezano color azul.
¿Y para eso hace falta tanta propaganda? ¿Tanto plan de movilidad y tanta historia? Si al final lo único que notaremos los jerezanos son dos cosas: una, que cada vez se hará más difícil circular con nuestro vehículo por Jerez -que ya lo es-; y dos, eso sí, que los autobuses urbanos pasarán a ser color azul, como si de autobuses para pitufos se trataran.
Lo decía Don Fabrizio y me uno a él con todas sus consecuencias, cuando alguien no quiere que las cosas cambien, simplemente retoca algo de lo que ya existe. Como antes decía: «Algo debe cambiar para que todo siga igual».
Temo que cuando se carece de ideas, la solución pasa por modificar las cosas levemente, al punto de pensar que la opinión pública traga que todo esta cambiando de la noche al día. Para el próximo año ya se habla de que por la vendimia vuelve la Feria, con casetas y todo, pero a las plazas del centro de Jerez. Algo parecido se hizo hace años en el Mamelón, y fue un rotundo fracaso que ahora se nos pretende vender como la panacea del cambio. Como igualmente pretenden que nos acostumbremos a que nuestros autobuses sean azules -que ya lo fueron-, aunque ni se atrevan ni a decir cuanto vale la pintura.
Si lo observan con detalle verán que no hay nada nuevo bajo el sol. El autor de El gatopardo lo describió muchos años atrás y la historia no hace más que repetirse. Son leves cambios que permiten que todo siga igual, y así nos va.