Dinamita para hacer política
Después de varios intentos fallidos de irrumpir violentamente en la vida pública vasca, ETA ha hecho brutal acto de presencia este fin de semana con tres coches bomba, con el saldo trágico de un muerto y numerosos heridos. El cuartel de la 'Ertzaintza' en Ondárroa, la emblemática sede de Caja Vital en Vitoria y el Patronato Virgen del Puerto de Santoña (en Cantabria) han sido los objetivos.
Actualizado:El triple atentado, que acredita la reconstitución del recientemente desarticulado 'comando Vizcaya' pretende transmitir en fin la equívoca sensación de una resurrección de la organización terrorista. Es evidente que el mejor antídoto contra semejante pretensión es, además de la lucha policial implacable contra los criminales, el fortalecimiento del pacto antiterrorista cuyas bases acaban de establecer los dos grandes partidos. Después del escarnio etarra a la voluntariosa tentativa de paz que realizó el Gobierno durante la legislatura anterior, y que saltó por los aires al producirse el atentado de la T-4 de Barajas, resultaría suicida para los demócratas dejar el menor resquicio a la posibilidad de una nueva negociación. ETA, sus partidarios, sus presos y quienes han alardeado de recoger las nueces del árbol que los terroristas agitan deben saber que ya no es tiempo de condescendencia y que la última oportunidad que tenían los violentos y su entorno de salvar relativamente la cara pasó ya y no va a volver a repetirse. Como ha manifestado con firmeza el presidente del Gobierno a raíz de los atentados, el único horizonte de los terroristas es la prisión.