![](/cadiz/prensa/noticias/200809/23/fotos/045D2CA-DEP-P1_1.jpg)
Cemento y ruido para España
Final de habla hispana en la Davis: Nadal y los suyos ante un rival que espera con hambre de gloria para sumar en casa su primer título de la historia
Actualizado: GuardarAlberto Mancini, capitán del equipo nacional de Argentina de Copa Davis, usó un eufemismo: «España es muy dura, por eso mi deseo y el de los tenistas es jugar sobre carpeta sintética y bajo techo». Lo primero será, lo segundo no. Y la carpeta sintética es una manera delicada de decir que a los españoles les espera una final de Copa Davis sobre una pista de cemento pura y dura, donde la bola correrá que se las pela.
Los argentinos han jugado todas sus eliminatorias caseras en tierra batida porque se mueven muy bien en arcilla, pero no tan bien como los españoles, los únicos que son mejores que ellos en esta superficie. Así que les van a meter en pista dura donde, tanto Nalbandian como Del Potro, juegan con mucha soltura.
Pero la superficie no será la única arma que utilizarán ellos. Tienen otra: el ruido, mucho ruido. En el circuito tenístico es conocida la falta de tradición, por llamarlo de una manera fina, del público argentino en tenis. Comandado por un basto Maradona, la afición de Buenos Aires es considerada en el mundo del tenis como público de fútbol: ruido, desconsideración con los rivales, falta total de caballerosidad y más ruido, mucho ruido. Es norma común en Suramérica esta clase de comportamientos y los españoles lo saben bien.
Feliciano López ha hablado más de una vez de ese público y teme su manera de ser. Ante Italia el año pasado, Potito Starace, un modelo de corrección y buena educación, acudió a la cita de su país contra Argentina en la Davis con la esperanza e ilusión de conocer a su ídolo Diego Maradona. Éste le pagó con su moneda habitual: gritos e insultos de él y su camarilla cada vez que iba a sacar o dar un golpe decisivo.
Potito acabó tan harto que el gordito pasó de ser su ídolo al personaje más odiado del mundo, tanto que al acabar el partido declaró que «me dieron ganas de partirle la raqueta en la cabeza». El mismo Emilio Sánchez Vicario también hizo alusión al público argentino cuando Andy Roddick se quejó del aficionado de Las Ventas: «Si se queja de este público, que se vaya a Argentina y verá lo que le espera».
Cuando entran en competición, los argentinos son tan duros como los que más y algunos ni saben ni conocen. El mismo Del Potro, gran amigo personal de Nadal, no dudó en declarar nada más ganar a Igor Andreev y conseguir así el pase de Argentina a la final que «claro que vendrá Nadal a jugar, pero estamos preparados para sacarle los calzoncillos del orto».
Dos finales frustradas
Hay hambre de gloria en Argentina, que se ve en una ocasión única. Es la tercera final que jugarán en la Copa Davis, torneo que no ha ganado nunca. La primera fue en 1981. la mítica pareja formada por Guillermo Vilas y José Luis Clerc dejaron en el camino a Alemania, Rumanía y Gran Bretaña para llegar a la final contra Estados Unidos. Los dos argentinos (que no se podían ver entre ellos) cayeron 3-1 ante un equipo comandado por un tal John McEnroe. Argentina volvió a pasar una travesía del desierto hasta que en 2006 volvió a llegar a una final, su segunda, ante sus víctimas de ayer, los rusos. Estuvieron cerca pero acabaron cayendo por 3-2.
Ahora llega España, que ha jugado seis finales de la Davis, cuatro de ellas en los últimos ocho años, habiendo ganado dos ensaladeras. España presenta al número uno del mundo y al número cinco como jugadores en el individual. Por los argentinos Nalbandian es el séptimo y Del Potro ocupa el puesto 13 en el ránking de la ATP.