Filosofía
La filosofía es, entre muchas otras cosas, la ciencia que proporciona los argumentos necesarios para defender las propias convicciones y demostrar la validez o existencia de las mismas. La filosofía escolástica por lo menos, que nos ha dejado en ciertos sectores del pensamiento actual su magna influencia. Santo Tomás, por ejemplo, nos dejó argumentos sobre la existencia de Dios, vigentes aún en la doctrina católica.
Actualizado:Son bien conocidas las formas de defender la existencia de Dios, del alma o de los poderes infernales por parte de los filósofos de todos los tiempos. Y no sólo estas creencias superiores, sino también cualquier otra posición social, como superioridades raciales o sexuales, o la de ciertas comunidades sobre otras, vigentes todas ellas hoy en el mundo en que vivimos.
Los filósofos, revestidos siempre de la excelencia de su pensamiento, pueden llegar a ser defensores de estas doctrinas, con consecuencias mucho más funestas para la sociedad que los que vociferan e insultan desde los púlpitos o las emisoras, aunque todos con el mismo intento de desbancar de sus posiciones, gubernamentales, institucionales o sociales, a quienes no piensan como ellos.
Hace muy poco he oído en boca de un famoso filósofo una descalificación portentosa de las reivindicaciones de las minorías sociales o nacionales y contra la lucha de las mujeres o de los homosexuales, con el argumento de la dignidad, siendo en sus palabras la dignidad un derecho universal que no excluye de ningún modo a nadie. No es un mérito pertenecer a una minoría y por tanto es falaz decir que merece un trato especial. Y añadió: estas minorías socavan los derechos humanos en busca de privilegios y son un verdadero peligro para la sociedad.
Es cierto que las diferencias, sean sociales, sexuales, políticas o religiosas, no son un mérito, pero son un hecho y como tal reciben casi siempre un trato discriminatorio por parte del poder y de la sociedad que le obedece, en absoluto equiparable al que reciben los que defiende el poder y la sociedad.
El filósofo olvidaba que las minorías no reivindican un trato de favor, sino un trato equiparable al que reciben los que disfrutan de los derechos inherentes a la dignidad universal de la que ellos, es cierto, están en buena medida excluidos.
La filosofía es la base del pensamiento, es cierto, pero también puede utilizarse como arma arrojadiza. Un arma muy peligrosa.