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Niños con cobertura

Un estudio revela que casi la mitad de los jóvenes de entre 6 y once años ya tiene móvil y advierte de los peligros del fenómeno

EFE
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Cuando llega la época de exámenes, o cuando la factura confirma un consumo desmadrado, Carmen requisa a sus hijas, de 15 y 17 años, el mando de la tele, el ratón del ordenador y el teléfono móvil, el objeto más preciado y deseado por la inmensa mayoría de los niños y adolescentes españoles. Según un reciente estudio de la Fundación SM, la Universidad Pontificia de Comillas-ICAI-ICADE y el Movimiento Junior, el 43% de los niños entre 6 y 11 años tiene móvil, porcentaje que alcanza el 82 en los chavales entre 12 y 14.

La última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre equipamiento y uso de las tecnologías de la información y comunicación en los hogares españoles, de 2007, arrojaba otro dato significativo: 1.616.241 chicos y chicas de entre 10 y 15 años, el 64,7% del total, disponían de móvil . Tres años antes, en 2004, eran el 45,7%.

Juan Manuel Romero, vicepresidente de la organización Adicciones Digitales, que trabaja para fomentar un uso racional y razonable de las nuevas tecnologías, considera esas cifras «una auténtica burrada», y se pregunta: «Un niño de 5, 6, 7 años ¿necesita realmente un teléfono?».

«Si los padres estiman -dijo Romero - que eso les facilitará el control y la localización de sus hijos, el problema es todavía más grave, porque ¿un chaval tan pequeño puede pasar tanto tiempo solo?».

La mayor de las hijas de Carmen tuvo su primer móvil con 11 años - «yo me resistí todo lo que pude, pero finalmente se lo compró su padre», comenta- y la pequeña lo consiguió aún más pronto. Alguien -siempre hay un alguien que hace oídos sordos a los deseos de los padres- se lo regaló el día de su primera comunión.

«Al principio -relata esta madre- intenté convencerlas de que realmente no lo necesitaban, de que no era un juguete, pero, después de mucho insistir, lo consiguieron. Ahora me resulta muy útil, porque las tengo más controladas, aunque nunca las he tenido descontroladas».

Padres desesperados

Ella, como la inmensa mayoría de los padres, se desespera cuando ve que abusan con el envío de mensajes, o cuando advierte que tienen el móvil sobre la mesa de estudio. También cuando, de madrugada, escucha que alguien las llama y se despiertan. «Intento educarlas -dice- en un uso responsable del teléfono. Les cuesta entenderlo, pero yo lo sigo intentando».

Para Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles, organización que promueve la protección del menor ante las nuevas tecnologías, que los chavales tengan móvil -si puede ser no antes de los 12 años, criterio que comparten profesionales de la psicología infantil- «nos parece perfecto. Es una herramienta útil, pero tiene sus riesgos».

El móvil permite a los chavales, comenta Cánovas, comunicarse y relacionarse con sus iguales, además de divertirse, «y ambas cosas son buenas», pero un uso incontrolado y abusivo puede traer consigo no pocos problemas.

«En torno al once por ciento de los menores de edad con móvil reproducen características propias de una persona adicta, sufren cuando se ven privados de él», advierte Guillermo Cánovas. Para combatir esa adicción sólo cabe un arma: acudir a un psicólogo. «No es suficiente -apostilla- quitarles el teléfono durante una temporada».