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SOCIOS. María del Carmen Caballero y José Álvarez, junto a su oficina. / ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

Hacia una gestión mejor

Constituida como cooperativa, la empresa se dedica a la consultoría, a la implantación de sistemas de calidad y de gestión y a la formación

ÁLEX MEDINA R.
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Economía social. Suena a oxímoron, esa figura que junta a dos términos opuestos (guerra pacífica, paz atómica, instante eterno). También evoca panfletos de la lucha de clases a principios del siglo XX. Pero la economía social, más que una utopía, es una actitud y una forma jurídica de definir a las empresas. El Grupo AC, Consultoría y Formación, es una cooperativa de trabajo asociado, lo que la engloba en la economía social. Todo el beneficio se reparte entre los propios trabajadores porque todos son socios a partes iguales. Las cooperativas están muy extendidas en sectores como la agricultura; no tanto en otros ámbitos. «Nosotros, por ejemplo, somos de los pocos de la zona de la Bahía que formamos una cooperativa», reconoce José Álvarez, uno de los tres socios de la empresa con sede en El Puerto.

Dedicada al desarrollo de los sistemas de calidad y a la impartición de cursos (tanto para desempleados como a la carta para las empresas en formación continua), el Grupo AC nació en 2001 con otras siglas, creció durante el primer lustro bajo el paraguas de una franquicia y, cuando llegó el momento de seguir creciendo o anclarse al amparo de otros, José y María del Carmen Caballero (ahora matrimonio, ambos nacidos en Rota) dieron el paso y pusieron en marcha esta cooperativa «en la que todos tenemos que ser responsables en la misma intensidad».

La responsabilidad obliga al cambio continuo. Años atrás, el crecimiento del negocio se basó en la consultoría y en los servicios prestados a todo tipo de empresas, que venían a buscar asesoramiento en materia de calidad (análisis del funcionamiento interno de una compañía y exposición de sus defectos, así como de las opciones que haya para mejorar la gestión) y de medio ambiente de un modo integral.

No importa si el cliente era del sector de la construcción, de la industria o de la distribución. Toda empresa necesita desplegar su potencial y ése es el trabajo de las consultoras. El objetivo último de muchos de estos contratos era la obtención de un certificado ISO o de cumplir a rajatabla con la normativa comunitaria que pudiera haber en cada actividad.

«Durante bastante tiempo fuimos los únicos en prestar algunos de estos servicios», señala José Álvarez, quien antes de adentrarse en la aventura de emprender estuvo trabajando por media España (Madrid, Sevilla, Badajoz). Al final, acabó donde empezó y redirigió su experiencia hacia su propio camino. Desde entonces, y tras ser premiada en 2003 por la Junta, la economía (la general, no sólo la social) ha evolucionado y, desde hace un año, anda de capa caída. «Está claro que en estos momentos debemos centrarnos en la formación, porque es lo que más se demanda», apunta el empresario roteño. Curiosamente, los ciclos que imparten no son mayoritariamente para desempleados, «sino que son las empresas las que vienen a formar a sus trabajadores». Las clases se pueden dar en la propia sede del grupo, en el polígono Las Salinas de San José, o «donde quiera cada uno, ya que somos de los pocos que podemos dar el curso donde nos pidan, porque tenemos un equipo de 15 portátiles».

No obstante, la formación es sólo otra pieza más de la cooperativa. «Estamos muy esperanzados con un nuevo servicio que pondremos en marcha en enero de planes de mercado y márketing para las empresas», anuncia María del Carmen Caballero. Su socio, José Álvarez añade: «Lo lógico es que las empresas que están pasando apuros en estos momentos quieran saber cómo pueden salir de la situación o mejorar. Y qué mejor salida que saber en qué ramas pueden crecer y cómo pueden vender mejor su producto».

amedina@lavozdigital.es