Nivel de exigencia

isto el excelente inicio de este Cádiz -pleno con tres de tres- uno acaba tentado de rebuscar en los archivos y ver cómo le iba con José González en la campaña 02-03 cuando militaba también en Segunda B y acabó logrando un ascenso que convirtió las calles de Cádiz en una fiesta como jamás se había vivido. Baste decir que, sin un arranque tan explosivo como el actual, el equipo supo instalarse entre los cuatro primeros y ahí se perpetuó hasta el final de la competición, siendo un ejercicio casi perfecto que se supo rematar en la liguilla de ascenso. La afición tuvo argumentos para llenar Carranza toda la temporada porque los suyos estuvieron en la pomada desde la primera jornada y cada domingo la ciudad dormía plácidamente sabiendo que algo muy gordo se avecinaba. A pesar de todo, y como todos dábamos por hecho que había llegado el momento de abandonar el pozo, el nivel de exigencia crecía en cuanto se producía el más mínimo síntoma de que la plantilla levantaba el pie del acelerador. Se fue campeón de invierno pero -paradójicamente y con el equipo colocado en la segunda posición de la tabla- se llegó a echar mano del manido bache de juego para que no se bajara la guardia. El final de la historia lo conocen uno por uno todos los que hoy volverán al estadio con la ilusión de que los suyos sumen su cuarto triunfo consecutivo y sigan postulándose como favoritos a una de las cuatro primeras posiciones. Es precisamente en estos momentos de bonanza -casi olvidados el reciente descalabro deportivo y la comedia vivida este verano- cuando hay que plantearse qué grado de exigencia tendremos con los profesionales de Javi Gracia, si aparece alguna piedra en el camino, que seguro las habrá. Será entonces cuestión de tener en cuenta que cualquier demanda pasa por evitar que se reproduzcan unos errores que tanto cuesta borrar de nuestra memoria colectiva.