Teddy Thompson. / LA VOZ
Cultura

La saga continúa

El cuarto álbum de Teddy Thompson ratifica su papel de autor valioso y considerable

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Hace sólo unos años era casi obligado referirse a la ascendencia de Teddy Thompson (1976) a la hora de introducir su presencia en la pasarela discográfica. No en vano, sus padres -Richard y Linda Thompson- ostentan un decisivo papel en el devenir del folk-rock británico de las últimas décadas, gracias tanto a sus respectivas trayectorias conjuntas y en solitario como a la conexión del primero con instituciones de la dimensión del grupo Fairport Convention. Hoy, el retoño de los Thompson es un autor consolidado, apoyado publicitariamente por su compañía y poseedor de un modelo musical incrustado en el territorio pop-folk, elogiado tanto por la crítica como por determinados sectores de público que aprecian su accesibilidad a la vez que el distanciamiento de un éxito masivo que siempre acaba exigiendo tributo en forma de generosa dosis de concesión.

Los inicios no fueron tan exitosos como cabría esperar en una apuesta con su ascendiente familiar. Su primer álbum homónimo (2000) llegó arropado por la producción del reputado Joe Henry y abrigado por colaboraciones de lujo del nivel de Emmylou Harris. Una serie de factores que no pudieron impedir que aquellas buenas maneras -alguien habló de un encuentro entre James Taylor y Jackson Browne- pasaran desapercibidas entre la maraña de novedades de la temporada. Un cambio de compañía discográfica y el apoyo de amigos como Rufus Wainwright lo pusieron en puertas de un segundo trabajo pleno e inspirado -Separate Ways (2006)- donde su exquisita voz halló espacios y canciones idóneas para dar otra vuelta de tuerca a su trayectoria. La diana ya había llegado precedida de colaboraciones como la banda sonora de la galardonada cinta Brokeback Mountain (2005) a la vez que conducía a Teddy hacia un estado creativo que se expresó luego en el recurrente, aunque exigente, mundillo de la versiones. Upfront & Down Low (2007) perfiló su inmersión en el territorio country de la mano de adaptaciones de leyendas como George Jones, Dolly Parton y Merle Haggard, más alguna aportación propia. La aventura se saldó con nota gracias al envite personal que Teddy supo aplicar a una lectura no exenta de peligros.

En el flamante A Piece Of What You Need (Verve Forecast - Universal; 2008) Thompson retoma ahora la línea argumental de Separate Ways para conjugar con medida y seguridad su elegante repunte creativo con un prisma que no renuncia a su cordialidad. Producido por Marius de Vries (Björk, Rufus Wainwright, David Gray,..) y apoyado puntualmente por sus propios padres, sus once temas originales cabalgan entre el pop contagioso de inmediato efecto -In My Arms, Don´t Know What I Was Thinking - y el reposo reflexivo de marco folk de Turning The Gun On Myself, únicamente lastrados por un toque excesivamente pulido en arreglos y producción.

Eso sí, la esencia melódica de sus canciones, llevada en volandas por su espléndida voz, queda preservada de cualquier factor periférico para brillar lírica y sólida, inspirada por el influjo de Randy Newman, Chris Isaak o el amigo Wainwright. La saga continúa.