Retorno discutible
La aprobación por parte del Consejo de Ministros del decreto ley que facilitará el regreso a sus países de aquellos extranjeros no comunitarios que hayan perdido su empleo avanza en la reorientación de la estrategia en materia de inmigración puesta en práctica por el Gobierno a raíz del agravamiento de la crisis económica. La iniciativa permitirá a los inmigrantes en paro cobrar el conjunto de sus prestaciones en dos plazos -el 40% en España y el resto en cada uno de los 19 estados con convenio bilateral de Seguridad Social- a fin de que restablezcan su vida en sus lugares de origen con el compromiso de no retornar a nuestro país en tres años, aunque transcurrido ese tiempo podrán volver sin perder los derechos adquiridos en el pasado. La posibilidad de procurar una salida voluntaria a los trabajadores extranjeros que hayan visto reducidas sus expectativas laborales y añoren su patria -su cifra potencial rondaría los 90.000- puede resultar razonable tanto por la necesidad de mano de obra que ha aflorado en estados que están mejorando sus perspectivas económicas, como en el marco de una política coherente con la apuesta por una inmigración ordenada e integrada. El ministro Corbacho se esforzó ayer en presentar la medida como una oportunidad para los inmigrantes y para los países de los que proceden.
Actualizado: GuardarPero esa afirmación no puede ocultar la evidencia de que la motivación última de la propuesta son los eventuales problemas que puede generar el incremento del paro en un colectivo tan sensible, lo que subordina, en consecuencia, las pretendidas bondades genéricas de la iniciativa a los nuevas exigencias que plantea el endurecimiento de los efectos de la crisis. Los próximos meses determinarán el grado de acogida del decreto, aunque algunas organizaciones de inmigrantes han cuestionado ya su efectividad real dado que quienes pueden percibir los subsidios de desempleo serían en buena medida trabajadores identificados con su vida en España, los cuales preferirían tratar de encontrar una nueva ocupación antes que marcharse. Pero lo más reprochable de la medida es lo que conlleva de renuncia a interiorizar como propias las zozobras que puedan estar sufriendo ahora quienes vinieron a labrarse un futuro mejor y optaron por permanecer junto a nosotros.