Y esto... ¿para qué?
Actualizado: Guardaruchos pensarán: ¿Qué hacen «cuatro locos» del PSOE queriendo cambiar el partido en Cádiz? Está claro que existe una teoría extendida en cuanto a que los problemas de la familia se lavan en casa y quizás por ello deberíamos estar callados todos, y guisarnos la comida sin invitar a los de fuera. Para la opinión de otros, organizaciones como los partidos políticos - que son vitales para la sociedad y sus acciones repercuten entre los ciudadanos- tienen que visualizar su gestión y permitir que la ventana se abra a los de fuera. En cualquier caso, quiero dejar claro a ambos que los socialistas somos, en general, gente muy sensata y la mayoría distinguimos entre las batallas dialécticas y los enfrentamientos personales, que no llevan a ninguna parte. Si en estos días la prensa nos ha requerido mayor protagonismo, no se debe sino a un debate (del todo punto lógico) entre militantes que, en definitiva, deben buscar ganar el gobierno de la ciudad, porque consideran cuáles deben ser los planteamientos para que eso ocurra. Muchos, entre ellos los militantes que en su día nos hemos significado como corriente crítica del partido, consideramos que existe un desequilibrio evidente entre el poder institucional y el poder orgánico, que el partido requiere de más dedicación en la calle si se quiere cobrar el pulso de las necesidades de los ciudadanos, y no reducir estas acciones los meses previos a las elecciones. Muchos -no sé cuantos- pensamos que es posible que los ciudadanos nos hayan mandado un mensaje de renovación, de cambiar «al encargado» (palabra muy gaditana). Muchos pensamos también que la ciudad requiere del esfuerzo de todas las administraciones y que, a veces, quedan baldías por el enfrentamiento y la excesiva beligerancia de la regidora de la ciudad. Muchos creemos que la gente nos daría la confianza para cambiar la forma de gobernar, porque los socialistas ya la recibieron de Cádiz cuando Zapatero se presentó a las elecciones, y porque los socialistas han apostado desde los gobiernos centrales y regionales por grandes infraestructuras que apenas son visualizadas por la ciudadanía. Pareciera que todo el esfuerzo es del Partido Popular y labor de una sola persona, cuando la verdad es que más que sumar, esta mujer resta a lo que debiera ser un destino común de una gran ciudad para el Bicentenario de la Constitución de 1812. Por todo ello queremos hablar en la calle sin tapujos, hablar del Partido Socialista en Cádiz, porque sus militantes se merecen el debate más allá de una mesa camilla y más allá de las familias de fulanito o de menganito. No pasa nada por hablar y por debatir. Noam Chomsky, un octogenario que admiro, tiene un artículo que se llama La democracia empieza en casa, en el que subraya que el logro y la perversión del actual sistema político es convertir los temas de gobierno en algo irrelevante, por lo que, desgraciadamente, tanto la publicidad como los medios de comunicación no se concentran en asuntos sino en cualidades, en el estilo de los candidatos, su personalidad y otras irrelevancias. Esa es la cuestión, no debatir entre «encargados», sino en los avíos que le echaremos al puchero para que esté bueno. Ése es el debate: el modelo de partido que necesita la ciudad, para que los ciudadanos la sintamos como algo nuestro. Muchos lo vamos a intentar y seguro que lo conseguiremos.