Harry Potter, al rescate de Gordon Brown
J.K. Rowling, autora de la saga del joven mago, donará al partido laborista del primer ministro británico un millón de libras -1.26 millones de euros- para ayudarles a hacer frente a sus deudas
LONDRESActualizado:El niño mago Harry Potter ha acudido al rescate del atribulado primer ministro británico, Gordon Brown, el día en que comienza en Manchester el congreso nacional laborista en medio de los peores presagios sobre el futuro del partido. Un sondeo publicado por The Daily Telegraph coloca a los laboristas veinte puntos por debajo de los conservadores y sólo dos, por delante de los liberal-demócratas: 22% frente al 44% y al 20%, respectivamente.
Pero J.K. Rowling, la autora de la saga de Harry Potter, escocesa como Brown, ha querido darle hoy una buena noticia: donará a los laboristas un millón de libras (1.26 millones de euros) para ayudarles a hacer frente a sus deudas, que ascienden ya a 22.5 millones de euros. Rowling, que creó el personaje del niño mago cuando era una madre soltera y sin medios económicos, cree que a "las familias pobres y vulnerables" les irá mucho mejor con el actual partido en el poder que con los "tories".
Brown, aprovechará la actual crisis económica para afianzar su liderazgo
La noticia ha sido un respiro para Brown, que se enfrenta no sólo a una sucesión de sondeos desfavorables, sino también a una amenaza de guerra interna en su partido. En las últimas semanas, un puñado de rebeldes ha reclamado públicamente que se produzca una elección por el liderazgo laborista en vista de que, en su opinión, Gordon Brown sólo puede conducirles al desastre en las próximas elecciones, previstas para el 2010.
Pero ninguno de los que han dado hasta ahora la cara es suficientemente conocido y al mismo tiempo ninguno de los que suenan como posibles alternativas a Brown se ha atrevido a asestarle el golpe de gracia.
Brown tratará además de aprovechar, según todos los indicios, la actual crisis económica para afianzar su liderazgo y acallar a sus críticos en el congreso. Las turbulencias que han sacudido últimamente los mercados mundiales pueden venirle bien al líder laborista porque los rebeldes del partido no querrán dar la impresión de división en momentos que parecen requerir más que nunca la unidad de todos.
"Sería una locura desembarazarse ahora de Gordon Brown. No hay ningún otro con su experiencia para conducir al partido en medio de la crisis financiera global", declaraba este fin de semana un alto funcionario del Gobierno.
El drama de los laboristas es que con el actual primer ministro temen que no van a levantar cabeza, pero también saben que si ahora cambiasen de líder -por segunda vez en esta legislatura-, difícilmente podrían evitar unas elecciones anticipadas, que de todos modos perderían.
Más impopular aún que su partido
Y es que, aunque sea el último en reconocerlo, el principal culpable del estado lamentable en que se encuentran los laboristas es el propio Brown, un político, según todos los sondeos, más impopular aún que su partido: sólo un 16% cree que es el líder que necesita el país frente a un 34% que prefiere a Cameron.
Desde que, a mediados del año pasado, heredó su cargo de Tony Blair, Brown ha ido de error en error: amagando primero la convocatoria de elecciones para echarse atrás en el último momento y rematando luego la faena con una poco meditada medida fiscal que perjudicaba a su electorado natural, millones de familias de bajos ingresos.
Sin el carisma, la telegenia y el arrojo de Blair y pese a partir con la ventaja del prestigio ganado al frente de la economía británica en un período de prosperidad sin precedentes, Brown ha dado la impresión de ser un primer ministro siempre indeciso, suspicaz, con dificultades para comunicarse con la gente y sin una visión clara de lo que el país necesita.
Muchos laboristas saben que con alguno de sus ministros, entre los que destaca el de Exteriores, David Miliband, estarían seguramente mejor servicios, pero éste ha dicho que apoya a su jefe y ha hecho un llamamiento a la unidad. Miliband es joven -43 años- y puede permitirse esperar. Las actuales circunstancias tampoco favorecen una lucha fratricida, que sería al mismo tiempo suicida. Así que gracias a la crisis y a la ayuda inesperada del niño mago, Gordon Brown podrá seguir todavía algún tiempo en el sillón que tanto ambicionó.