Paganini
Si usted es fontanero, y cada día le llaman dos o tres amigos, o conocidos, o amigos de conocidos, o conocidos de conocidos, para pedirle por favor que se de una vueltecita por su casa para arreglar, de gratis, algún desperfecto de su cuarto de baño o cocina, ¿qué contestaría usted?
na López Segovia Actualizado:Si usted es farmacéutico y vienen a su farmacia a pedirle medicinas a cambio de nada, si se dedica a la construcción y le piden que levante cada día un tabique por la cara. Si, en fin, aprovechan su dedicación profesional para, en nombre de una «amistad», pedirles que les hagan un trabajo por la patilla, ¿cómo se sentiría usted?
Cuando uno trabaja todas las noches en un teatro yendo a taquilla, es decir, que uno va a comer de las entradas que venda, y recibe de pronto la llamada de alguien que a veces ni conoce para pedirle entradas, la verdad es que flipa. Qué le gusta a la peña ir de gratis.
Esto es particularmente curioso cuando el invitado es artista, y no te digo ya cuando te consta que el artista tiene pasta ¿Creen ustedes que, aún teniendo la de Ubrique reventona, van a pagar su entrada? Nooooo. Te llaman, o te llama su secretario/a, para decirte que por favor les dejes un par de ellas -o más- en taquilla, a su nombre.
Debe haber alguna satisfacción como primitiva, animal, en eso de ir de gratis a los sitios. Algún morbo especial. Fíjense si no en la tan anunciada Noche Blanca de Madrid, con las calles empetadas de gente dispuesta a darse codazos en la cara y a apretujarse en colas interminables por tal de no soltar un duro.
A mí me da coraje, la verdad, sobre todo cuando son los propios teatreros los que no quieren pasar por caja. Estamos todo el puto día quejándonos de que la gente no va al teatro y luego no somos capaces de rascarnos nosotros mismos los bolsillos para dignificar la profesión del compañero comprando una entrada...