«Hollywood no puede darnos lecciones de moralidad»
Antonio Banderas, que hoy recoge el Premio Donostia de manos de Pedro Almodóvar, encarna a un galán vulnerable en la floja 'The Other Man', que inauguró el festival
Actualizado:Antonio Banderas vivirá hoy su día grande al recoger un Premio Donostia que sólo han recibido otros dos actores españoles: Fernando Fernán-Gómez y Paco Rabal. Con ambos ha trabajado: el primero le intimidaba hasta el punto de bloquearse ante la cámara; con el segundo se iba de borracheras. Cordial, fibroso, atento como un galán de telenovela, el malagueño inauguró ayer la sección oficial con 'The Other Man' (El otro hombre), un drama al que le venía grande ese honor y que sólo se justifica por la presencia del actor en San Sebastián.
Hace ya 26 años que Pedro Almodóvar le disfrazó de terrorista islámico en 'Laberinto de pasiones'. Banderas reconoció que no se tratan a menudo, hasta el punto de enterarse por los periódicos de que su descubridor le iba a entregar esta noche el Donostia. «No tenemos mucho contacto, pero me alegra que sea él quien me lo dé. Hicimos juntos cinco películas en los ochenta, son muchas historias... Ahora son títulos clásicos, pero en su día rozábamos el malditismo. Las ruedas de prensa eran combates, no sabían que Pedro estaba inventando un lenguaje. Espero que, además del abrazo en el escenario, tengamos tiempo para charlar y ver qué nos reserva la vida».
Apoyo a Obama
Banderas tiene fama de currela y buena gente en el mundillo, a pesar de que su última filmografía se pierda entre secuelas de 'Spy Kids' y 'El Zorro'. O su rol más exitoso en Hollywood: el Gato con Botas de 'Shrek'. Cuando vino de Málaga a Madrid se alimentaba de palmeras de chocolate; en 1992 se sacó un billete a Los Ángeles sin tener ni idea de inglés. Hoy Bardem y Penélope triunfan en ese idioma, pero no hay que olvidar que él estuvo primero. «No he sido consciente de ser pionero, sólo me he dejado llevar por el riesgo. Y por Almodóvar, al principio. Si le he abierto la puerta a alguien, encantado, aunque más que con Penélope y Javier lo he vivido con los actores hispanos, que me han agradecido haberles allanado el camino».
'The Other Man' es la prueba de que Banderas no renuncia a ensayar nuevos registros. El británico Richard Eyre, autor de dramas con poso teatral como 'Iris' y 'Diario de un escándalo', le convierte en un 'latin lover' de pacotilla, que vive una aventura con una mujer casada (Laura Linney). El marido despechado viaja de Londres a Milán para partirle la cara, pero no podrá evitar sentir lástima por un pobre diablo que calza mocasines Gucci para parecer cosmopolita. Esa es toda la anécdota de un filme con trampas en su guión, estética de anuncio de colonia y falsamente trascendente.
«La confortabilidad en las relaciones de pareja se paga, no hay que dormirse en los laureles», aleccionó su protagonista, felizmente casado con Melanie Griffith desde 1996. Las historias de adulterio y las relaciones triangulares en la ficción le pillan curado de espanto. «Esta es una película europea. En Estados Unidos les molestan las escenas de sexo, no las de violencia. Hollywood no puede darnos lecciones de moralidad». A sus 48 años, Banderas es, además, un pilar de la comunidad latina. Ayer llevaba más de un día sin dormir por haber cenado la noche anterior con Barack Obama.
«Le apoyo porque me da miedo que ganen los republicanos, bastante hemos tenido. Yo no soy estadounidense, pero mi hija sí, y no quiero depositar su futuro en las manos de McCain», declaró.
Banderas reconoció sentirse «dolido» por no figurar en la adaptación al cine de 'Nine', el musical con el que triunfó en Broadway. Su agenda incluye rodar en castellano con el mexicano Luis Mandoki y dirigir un tercer largometraje con su productora Green Moon, en honor a la 'luna verde' de García Lorca. «Llevo doce años intentando contar la vida de Boabdil, el último califa de Granada. Su historia sirve para explicar mucho de lo que ocurre hoy en el mundo».