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Opinion

Guerras y bancarrotas

Nadie se atreve a decir que las guerras en curso, sobre todo la de Iraq, obra estricta y responsabilidad personal del dúo Bush-Cheney, son la causa principal de la crisis financiera en los Estados Unidos, pero sí que ayudan a ennegrecer el panorama.

ENRIQUE VÁZQUEZ
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Sobre todo porque el fantástico déficit fiscal que deja el Gobierno Bush a su país, de más de 400.000 millones de dólares, ha dilapidado el superávit que dejó la Administración Clinton, que se encontró con una situación estable tras la victoria de la Coalición encabezada por Washington en la primera guerra del Golfo.

El gasto militar ampliamente considerado, es decir, el porcentaje de gasto del Pentágono en Iraq y Afganistán, es el factor clave del dispendio y solo ha podido ser atendido, en un contexto programático hostil a todo incremento de impuestos, con déficit, a su vez sostenido en la venta de deuda federal, masivamente comprada por los de siempre: China y los fondos soberanos de los países petroleros, con los del Golfo en cabeza.

Lo que sucedería si el Gobierno norteamericano no pudiera pagar su retribución en plazo dejaría la crisis presente convertida en una dificultad transitoria y manejable. Los Estados con mucha liquidez y poca industria propia han invertido en títulos USA como medio tradicional, y prudente, de establecer sus propias reservas y obtener intereses no muy altos, pero sí muy seguros.

Tal es el binomio más inquietante a día de hoy: la mezcla de una prosecución sin esperanza de fin del sacrificio en Iraq y Afganistán en el marco volátil y mal definido de la guerra contra el terror con la percepción de una insolvencia, casi inimaginable y potencialmente demoledora, del Tesoro norteamericano.

En Pekín examinan la situación con más inquietud que en parte alguna y a una estrategia defensiva corresponden, según analistas competentes, muchos de los movimientos del yuan aceptados por el gobierno en vísperas del crack. Objetivamente, a día de hoy, Washington y Pekín son aliados objetivos contra la crisis y eso ocurre cuando los Estados Unidos, con un programa gubernamental de nacionalizaciones, se ha hecho, sólo circunstancialmente, un poco comunista.