Espíritu Olímpico
Hace ya unas semanas que terminaron los Juegos Olímpicos de Pekín. Durante buena parte del mes de agosto fue grande la expectación y muchos dedicábamos gran parte de nuestro tiempo libre y algunas horas de sueño, porqué no decirlo, delante de la televisión para disfrutar de los éxitos de nuestro deportistas. Fueron muy celebradas las victorias de Rafa Nadal, Pirri, David Cal, Vivi Ruano y, cómo no, la plata de los gigantes del baloncesto. Nos maravillábamos de las magníficas instalaciones construidas para el evento, de las ceremonias y de los grandiosos castillos pirotécnicos disparados al cielo. Nuestras autoridades perdían el culo por aparecer animando a los atletas y la prensa dedicaba diariamente los triunfos y fracasos de nuestra delegación.
Actualizado:En contra punto a toda esta parafernalia, desde hace dos semanas han comenzado los juegos paralímpicos. Todo este seguimiento mediático ha caído en el más profundo de los ostracismos. Actualmente, y con la misma seriedad que los anteriores, multitud de atletas de todo el mundo compiten esforzadamente con un afán de superación verdaderamente encomiable. Estoy siguiendo su desarrollo cada vez que puedo y de verdad emociona ver cómo personas con discapacidades físicas, a veces importantísimas, se esfuerzan y consiguen vencer sus discapacidades en competiciones sorprendentes. Ahora el seguimiento que se les presta no es ni mucho menos el que merecen. Estos sí que son verdaderos atletas. Es muy fácil que en plenas facultades físicas, algunos superdotados nos muestren sus habilidades pero superar las limitaciones físicas que les ha impuesto la naturaleza y conseguir lo que consiguen los competidores paralímpicos es mucho más admirable. Les recomiendo que presten atención a lo que queda de estos Juegos, son dignos de admiración. Mi felicitación y reconocimiento a todos ellos, éste sí que es el verdadero espíritu olímpico.