Malos vientos
El peor es el huracán Ike, que puede despeinar las gasolineras. El presidente Bush, que todavía no descansa en paz histórica, ha advertido de un aumento del precio de la gasolina. Lo que faltaba. Ike, que ha demostrado una vez más que la llamada Madre Naturaleza es indiferente y no le importa nada el destino de sus hijos, ha matado a poca gente en Texas, pero nos puede dejar malheridos a todos. En Cuba, yendo un poco más lejos, la situación es catastrófica y ahora no se le puede echar la culpa a Fidel, que se ha convertido en un antepasado, ni al inicuo cerco. El responsable es el viento.
Actualizado:El huracán llega a Wall Street y mueve los barriles de crudo, cuyo precio se está acercando a los 100 dólares. Para demostrar que eso de la globalización es verdad va a llegar un mo-mento en el que para salvarse haya que montar en globo. Sobre la capa de la tierra se están poniendo muy difíciles las cosas. El desplome de los mercados financieros puede afectar incluso a los mendigos. Cuando el dinero no corre se para todo lo demás, salvo el rencor. Los sociólogos más incontaminados vaticinan un espectacular aumento de la delincuencia y se va a robar, no sólo en los despachos, sino en las calles y en los chalets adosados. No hablemos de las joyerías, porque allí casi no queda nada.
La paz social está íntimamente relacionada con las digestiones.
Cuando la gente no come se pone de muy mal humor, como se sabe, pero lo peor es que eso no sólo afecta al carácter, sino a la moral. Hace falta disponer de lo necesario para ser una persona intachable y lo que ocurre a escala individual es extensivo a los países. Ahí tienen ustedes el caso del presidente boliviano Evo Morales, que se ha visto obligado a empeñar su jersey de impetuosos colores, mientras espera que le envíen refuerzos los nueve mandatarios de la Unión de Naciones Suramericanas.