BANDERAS. Varios de los que ayer esperaban a entrar. / DÍAZ JAPÓN
Cultura

Festiva espera en Babel

Los aledaños del Estadio de La Cartuja se convirtieron ayer en alegre punto de encuentro de acentos y generaciones

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Las inmediaciones del Estadio Olímpico de La Cartuja, en Sevilla, eran lo más parecido a una feria. Desde el domingo, no dejaron de poblarse de incondicionales a la espera del encuentro con la reina del pop. «Estamos como de camping», cuenta una joven de Zaragoza, que se afanaba en encontrar un buen sitio a la sombra donde colocar su manta. «Cada uno se ha puesto a acampar en la puerta por donde tiene que entrar», cuenta otro joven de Mérida, colocado en la puerta L, para acceder a la zona Front Barricade Area. «Desde aquí la veremos muy de cerca. ¿Es genial! Todavía no me lo acabo de creer».

A la espera de que abrieran las puertas, muchos grupos juegan a las cartas para pasar el tiempo: «¿Mira! Éste es de Málaga, ella de Barcelona y yo de Mérida, ¿sabes? Aquí cada uno es de su padre y de su madre», decía una joven mientras seguía contando: «El concierto en Sevilla ha sido nuestra salvación porque para el concierto de Cheste se agotaron las mejores localidades el primer día que se pusieron a la venta. Así que, imagínate cómo hubieramos visto a Madonna. ¿A través de pantallas, si acaso consigues un buen sitio en la pista! », explicaba otra joven alicantina.

Otros andaban por allí medio perdidos: «¿Es que venía para dar una vuelta, para saber por dónde tiene que entrar esta noche mi mujer. Viene al concierto con un grupo de amigos, ¿sabes?».

Pero entre los que esperaban en la puerta, los andaluces eran minoría: «Yo vengo de verla en Berlín, aunque ya he estado dos veces en París, una en Londres, otra en Lisboa y me gustaría conseguir una entrada para diciembre en Argentina. La verdad, es que me hacía mucha ilusión verla en Sevilla. Pero el día que fui a comprar la entrada, la web se cayó. Y sólo conseguí entradas para la zona de pista. Luego, me revendieron una mejor». Madonna arrastra multitudes. Todos hacían pasar las horas mientras aguardaban el gran momento inicial, en el que la gran diva aparece sobre su trono bañado de cristales Swarovsky. Eso sucedió a partir de las 21.30 horas, pero desde las seis de la tarde las puertas del Estadio cedieron al fin, se abrieron y pusieron fin a la espera.

Pese a tanta expectación, pese a que muchos seguidores acumularon hasta ayer 48 horas de espera en busca del mejor sitio, la mítica norteamericana fue incapaz de vender todo el papel a la venta.

Las últimas previsiones, en la tarde de ayer, hablaban de 55.000 entradas vendidas. Aún quedaban localidades en las taquillas. Y allí se quedaron cuando empezó la música.

Sevilla pese a todo, no parece que vaya a cubrir las expectativas generadas. Al menos las más optimistas. Aunque nadie dudaba ayer del éxito del evento, los números barajados en un principio habían quedado en una cifra algo menor. En ocupación hotelera, por ejemplo, aunque aún no se dispone de una cifra exacta sobre el número de pernoctaciones, «desde luego no se han cubierto las previsiones que habíamos considerado en un principio», según declaró el gerente de la Asociación de Hoteleros de Sevilla, Santiago Padilla. Las entradas son otro aspecto a tener en cuenta. Hasta el sábado, las entradas vendidas eran 45.000 y en la tarde ayer ya se rozaban 55.000 localidades. Aún cumpliéndose esta estimación a pocas horas del inicio, quedarían colgadas en ventanilla la nada desdeñable cantidad de 8.000 localidades.

Cabe la pregunta de si Madonna habría colgado el «no hay billetes» en momentos de una mejor situación económica.

No obstante, esta gira puede ser la más rentable de la historia de la música después de que la anterior, Confessions Tour recaudara 195 millones de dólares, superando incluso a los míticos e incombustibles Rolling Stones.