El San Fernando sigue con paso firme
Los azulinos vencen al Antequera en una extraordinaria recta final de partido Terceros en la tabla, los de Iriondo son los máximos goleadores del campeonato
Actualizado: GuardarLos azulinos de La Isla mantienen un excelente nivel en el arranque
liguero. Suman siete de nueve puntos posibles -y no anda descaminado el que opina, dentro del club, que perfectamente pudieron ser los nueve- y son el equipo más goleador de la categoría de Segunda B (junto al murciano Sangonera Atlético, del grupo II). Esto lo ha basado en dos excelentes partidos en casa, con hemorragia anotadora ante el marco rival en la segunda mitad. En esta ocasión, a diferencia del partido ante el Lucena, tras unos primeros cuarenta y cinco minutos muy flojitos, de muy poca capacidad creativa y de una espesura de ideas que llamaba a la preocupación general.
No obstante, el cambio realizado por Antonio Iriondo en el intermedio al sacar a un gris Lionnel Franck -nada que ver con lo hecho en el partido inicial de liga- del campo para darle cabida a un inspiradísimo Javi Casares. Tardó casi media hora el equipo isleño en encontrar el camino a la victoria. Pero cuando dio con la puerta rival, volvió a soplar el mismo huracán que laminó al Lucena quince días atrás. Con todo, el San Fernando evidenció algunas carencias en la primera parte que algún futuro contrincante intentará explotar a buen seguro.
En orden de cosas, el Antequera avisó de sus intenciones a los 14 minutos cuando Ruiz intenta marcar tras saque de esquina. Raúl Iglesias tiene que intervenir para evitarlo. Dio una réplica el conjunto local: a los 20 minutos, Canito estrella el balón en el lateral de la red de la meta de Diego, tras un pase de Puli en la frontal. Fue lo único que se le vio ofensivo al San Fernando en la primera media hora, mientras que el Antequera controlaba cada vez más. Ordenado a ultranza en mediocampo y defensa, los verdiblancos llegaron a realizar una presión en la cercanía de la divisoria -pero en terreno azulino- de libro: excepcional trabajo de los entrenados por Tello en esos minutos.
Asfixiado el San Fernando, llegó el tanto visitante: a la media hora Samu da un cabezazo que saca a corner con apuros Raúl Iglesias. Es el preludio del tanto. A la salida de ese saque de esquina, Trigo remata desde muy cerca tras un rechace poco expeditivo de la zaga isleña. El Antequera manda a su antojo en esos minutos, y realiza alguna contra con evidente peligro. Sólo un remate de cabeza muy blandito de Lionnel, a centro de Puli, en el 35' evita que sea un largo monólogo antequerano hasta el intermedio. El San Fernando falto de ideas, espeso en la ejecución de las pocas que se atrevía a poner en práctica, y el Antequera, bien plantado y posicionado, tomaban así el camino de los vestuarios. Iriondo se plantea alegrar -y arreglar- el ataque de los suyos con la entrada de Javi Casares. Posiblemente ni él -ni el jugador jerezano- sospechaban la trascendencia de su decisión. Empezó poco a poco Casares. Pero terminó destapando el tarro de su mejor perfil. Rompió en varias ocasiones en regate corto y en velocidad a sus defensores (en plural, porque a veces le rodeaban hasta tres en cuando recibía el balón en las cercanías del área de castigo). Y ello terminó trayendo el agua al molino de los isleños.
Marco avisaba con un disparo alto tras cesión de Iván en el área (minuto 51). Continuó Canito lanzando de lejos, tres minutos después. Y el propio Casares no acertó a levantar el balón sobre la salida de Diego a sus pies en el 64 de partido. En esos momentos el público casi estaba más atento a los continuos desaciertos del melillense Sánchez Cano que de otra cosa. El trencilla parecía que había adquirido el carnet de árbitro hacía menos de una semana y a precio reducido. El escándalo quedó amortiguado por el resultado final -ya se sabe que una victoria de casa lo arregla casi todo, pero el recital del pitero fue de los que hacen volver a replantearse la reforma del estamento arbitral.
Todo quedó olvidado cuando el cronómetro se paraba en el 72: Javi Casares recoge un balón de la medular, se va centrando a la hora de evitar contrarios (buscando un lugar más perpendicular al arco rival) y lanza un disparo envenenado a la escuadra desde más de 30 metros. Golazo inapelable y puerta a la esperanza. Era la única solución a esas altura para abrir la lata antequerana: el San Fernando no llegaba al portal contrario con soltura, por lo que había que recurrir al disparo desde larga distancia.
Un golpe duro
El tanto tuvo, además, el efecto buscado por Iriondo. Espolear a los suyos y tocar el ánimo del Antequera. Al minuto siguiente Canito da otro latigazo al dispara desde la frontal un servicio de Marco. Saca el meta Diego a una mano y con notable actuación. El conjunto malagueño empieza a acusar el golpe. No hubo que esperar mucho. El electrónico dictaba el 79 de partido. Saque de esquina de Marcos. El balón es rechazado por la zaga antequerana a la misma zona del jugador sevillano de los locales. Su segundo centro consecutivo encuentra remate en Fernando Porto. Al gallego le facilita la acción un conjunto de tres factores: lo medido del centro; su 1,90 metros de estatura y una inesperada relación en el marcaje de los malagueños. Sea como fuere, es el segundo, y la algarabía en la grada del Nuevo Municipal.
Y todos los equipos necesitan un mijita de suerte. La de los campeones o la que sea. El San Fernando no escapó a esa fortuna. Jugando como estaba bien, cometió el pecado del conservadurismo. Empezó a perder tiempo de manera lastimosa y ello podría dar opciones al Antequera. La posible reacción de los visitantes se cercenó de raíz con otra acción de Casares que mete el balón a Puli para que sea derribado en el área. Balón a once metros y el propio Puli anota el 3-1. Respiro generalizado. Ahora ya la victoria no se escapa.
De hecho, el Antequera ya baja los brazos y pueden llegar hasta dos goles más: primero en el 89 cuando Javi Casares hace el jugadón del partido. Si en la grada hubiera habido ojeadores de Primera, igual no termina la semana en La Isla. Se mete entre tres rivales de manera inverosímil y centra para que Regino sólo tenga que empujar a puerta vacía. Y Regino lo hizo sólo que fuera del marco. De esos que es más difícil fallar que marcar. Increíble, pero cierto.
Hubo tiempo todavía para que Puli se revolviera en el área, ya en el alargue, para mandar el balón al palo. Hubiese sido un fin de fiesta impresionante para repetir los cuatro goles del Lucena. Pero lo visto también fue digno de un equipo que juega las mejores segundas partes de la categoría. Ahora sólo queda seguir por esa senda y mejorar los primeros 45 minutos.
Porque los partidos duran -todos, sin excepción- 90 minutos. Y no es plan de ir desaprovechando la mitad.