PETRÓLEO. Palin visita el principal oleoducto de Alaska acompañada por Charles Gibson. / REUTERS
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Sarah Palin apuesta por exportar el gas de Alaska

La candidata a la vicepresidencia sueña con un gaseoducto que abastecería a todo Estados Unidos

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Al margen de la humareda levantada por los acontecimientos en su vida personal, Sarah Palin se ha caracterizado por una firmeza irreductible a la hora de gestionar la política económica de Alaska. La gobernadora apoya, como buena parte de los republicanos, las exportaciones petrolíferas. De hecho, siempre ha abogado por fomentar una actividad que promete rescatar la alicaída economía del estado. Sin embargo, la relación de Palin con las grandes compañías petroleras como BP, ExxonMobil y ConocoPhillips es más que tirante, pese a la idea preconcebida de que los conservadores favorecen a esta industria.

Nada más llegar al puesto hace dos años, Palin dejó boquiabiertos a los 'lobbys' energéticos al dejar plantado al consejero delegado de Exxon, Rex Tillerson, en una reunión. La republicana retó a las petroleras al suspender los acuerdos de explotación trazados por su predecesor, Frank Murkowski, al que no dudó en desenmascarar por sus practicas fraudulentas y sus conflictos de intereses pese a ser de su propio partido. La gobernadora no dio su brazo a torcer en lo que a rebajas de impuestos se refiere, aumentó los costes a las multinacionales que quisieran seguir en Alaska y fomentó la competencia. Se espera que en 2008, los beneficios provenientes de los gravámenes a las compañías energéticas en en el estado alcancen los 10.000 millones de dólares -7.000 millones de euros-, el doble que el año anterior.

El mayor proyecto

Durante su discurso en la Convención Republicana, la candidata a la vicepresidencia estadounidense dejó claro que luchó con uñas y dientes para ver nacer el «mayor proyecto privado de infraestructura en la historia Americana», un gasoducto que trasladaría el gas natural desde Alaska a Canadá y al resto de los estados norteamericanos salvo Hawai. «Cuando ese acuerdo se firmó, comenzamos a construir una conducción valorada en 28.000 millones de euros, que ayudará al país a conseguir la independencia energética», sentenció. Sin embargo, este plan está a años luz de hacerse realidad.

Según Paul Laird, director de la Alianza de Alaska en Apoyo a la Industria Energética, la construcción del gasoducto «no ha empezado». Pese a que Palin ha sido férrea defensora del mismo y hace sólo un mes la legislatura del estado apoyó sus recomendaciones para contratar a la compañía TransCanada y que se encargase del asunto, no existe compromiso alguno para que la obra se haga realidad. De hecho, la firma canadiense debe todavía convencer a las grandes compañías productoras de gas de que su programa es la mejor opción. Además, ningún tipo de infraestructura del sector podría llevarse a cabo hasta que la Comisión Federal Reguladora de Energía dé su visto bueno.