CENTRO. Caracuel es una de las calles más veteranas que podemos encontrar en el casco antiguo jerezano. / T.S.
Jerez

Caracuel, una calle abierta al mundo

En 1589 aparece como calle tomando el nombre por Juan Caracuel que llegó a ser Alcalde del Estado de Labradores

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El historiador Bartolomé Gutiérrez nos da la clave cuando afirma en su libro La Historia de Xerez que el cabildo municipal de la ciudad, en fecha de 26 de agosto de 1491-un año antes de que Colón llegara al Nuevo Mundo- fue nombrado como Alcalde de Labradores don Juan Caracuel. Este tipo de nombramientos lo daba el cabildo municipal de la ciudad como un hecho honorífico, estando eximido de cualquier responsabilidad civil o autoridad alguna. Venía a reconocer la labor o trayectoria de un jerezano dentro de un ámbito social -también se hacía con los Hidalgos- y de forma representativa.

No está probado si fue el mismo Juan Caracuel por quien se coloca dicho nombre o bien por alguien destacado de la familia. Sin embargo, no es hasta 1589 cuando aparece constatación documental del nombre de la calle, cuando don Agustín Farfán pagaba por dicho año la cantidad de 3026 maravedíes sobre una casa en calle Caracuel al Hospital de la Misericordia. Casa que lindaba con unas desconocidas en «la parte de Rivadeneyra».

Del siglo XVI al presente, por Caracuel han pasado casi todas las actividades habidas y por haber. Ya cuenta Portillo en sus Noches Jerezanas que en 1834 existían en la calle unos baños. Y también el gimnasio público, que estaba comandado por don Manuel Segovia Maqueda que, aparte de destacar por esta disciplina, también fue taxidermista. De Segovia Maqueda podemos destacar gran parte de la colección de aves existente en el Instituto Luis Coloma y que hoy en día se conserva en el museo que tan bien coordina la catedrática de Historia María Dolores Rodríguez Doblas.

Además, en Caracuel han estado dependencias de Hacienda, un taller de Vulcanizados Martínez, sucursal de artes gráficas Jerez Industrial, un sastre, la sede de Alianza Popular en tiempos de la transición y hasta una fábrica de bombones. ¿Se puede pedir más surtido el panorama?

Ahora la calle está tranquila. Los siglos de vida le han dado esa tranquilidad que aporta la madurez. Hay pocos niños jugando. Parece una calle poblada por personas mayores. Todos han crecido. Alguien, en la calle, nos cuenta que hace más de cincuenta años la calle estaba dividida entre la parte rica y la más popular. «Las primeras casas según se entra en Bizcocheros, eran de familias bien. Más allá del centro de transformación de electricidad -posiblemente uno de los más antiguos de Jerez- estaban las casas de vecinos. A los niños que vivían en las casas señoriales les tenían prohibido pasar la línea que dividía la zona rica con la parte más pobre», comenta nuestro vecino anónimo. En el número 15 de la calle nos confirma la noticia Gerry Rylance, que además de vivir en la calle lleva su academia de inglés Tenidiomas. Gerry es un inglés de Manchester que llegó a Jerez no para hacerse bodeguero. El reclamo de Gerry fue montar una academia de inglés. «Estaba haciendo un master de idiomas y podía venir con beca a España durante seis meses. Podía haber escogido Salamanca, pero preferí Jerez. Después ya sabes me casé y me quedé aquí para siempre», comenta. Gerry no ha olvidado esa exquisitez humorística, siempre un tanto mordaz, que un buen inglés no debe olvidar por mucho que en Jerez se cante por bulerías. Gerry ha hecho de todo. Es de los pocos que no abandonó el barco de Caracuel. «Cuando todos se iban del centro, yo estaba cada vez más convencido de vivir aquí», subraya. Comenzaron con niños a los que había que «sacudirles» por no saberse el verbo to be. Ahora, el negocio ha ido diversificándose y «hacemos de todo un poco. Hasta traducciones de libros al inglés o ofrecer servicios de traducción para este programa de Las Rutas del Vino y el Brandy», agrega Rylance.

Arriba y abajo

Ahora, Gerry vive arriba de la academia. Justo en el lugar donde estaba ubicada la emisora de Radio Jerez, cuando estaba en Caracuel. No se sabe si en su casa todavía se escuchan de las paredes las viejas sintonías de la radio, o las voces de los actores que protagonizaban las novelas de la tarde. Sí parece estar interesado en rescatar material fotográfico que, al parecer, muchos personajes famosos se hicieron desde el balcón de la radio. «Me encantaría poder tener a Lola Flores fotografiada en el balcón de mi dormitorio. No todos podrían contar que Lola estuvo en mi cuarto», comenta sonriendo. Solicitud hecha por escrito, y a quien posea los negativos, comentarle que Gerry estaría dispuesto a aceptarlos y no sabemos si hasta a pagarlos por un coste módico, que la cosa no está para gastos de representación.

Nos vamos al otro banderín de corner. No huele a pizzas en el Latino´s ni cosa que se le parezca. Los bares en Jerez ya se sabe que abren sus puertas tarde. «A quién se le puede ocurrir comerse una libra de pizza a las ocho de la tarde», parece decir la puerta chapada. Por otro lado, el matrimonio italiano de restauradores de muebles no está tampoco operativo. Dicen los vecinos que hace días que no huele a cola. Así que pasamos los Apeninos para llegar al número uno de la calle.

Por Acaso

Hemos llegado al cono sur de América. Nos espera una fría cerveza brasileña y una interesante lista de tapas del país carioca. Si el Xerez fichara algún día a Ronaldihno, éste se sentiría como en casa en Por Acaso. No es una peña de fútbol. Se trata del bar de Ignacio González. «Un buen día decidí irme con un amigo a Brasil a ver una carrera de motos. Cuando llegué al aeropuerto de Río, una voz interior me decía que estaba enganchado para siempre. De aquello hace ya cinco años y he ido más de veinte veces. Decidí con mi mujer, brasileña a la que conocí aquí en Jerez, montar un bar y, por supuesto, que tenía que ser brasileño». Cuadros de los lugares emblemáticos. Ipannema o Copacabana, El grandioso Cristo del Corcovado -recientemente nombrado Maravilla del Mundo- o los ángulos vanguardistas de las esquinas de Brasilia son algunas de las fotos que cuelgan de las paredes. Caracuel, además de tener vinculación con Inglaterra e Italia, también ahora se casa con Brasil, y esperemos que por mucho tiempo, gracias a este jerezano enamorado del país sudamericano.

Centrica y algo desconocida por algunos. Con sus casas señoriales y con sus comercios especializados. Caracuel es una veterana jerezana abierta al resto del mundo.