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Opinion

siempre los mismos

CALLE PORVERA Cada vez que ocurre una desgracia, mi pensamiento no puede evitar orientarse en una única dirección: siempre les toca a los mismos. Los terremotos, los huracanes, los graves fallos judiciales y un sinfín de sucesos desafortunados tienden a perjudicar en un 90% a la población más indefensa. Sin saber muy bien por qué, la gente que pasa hambre o que menor fortuna ha tenido en la vida es proclive a padecer este tipo de situaciones, casi en la misma proporción en que les toca la lotería a los más acomodados, con eso de que el dinero atrae al dinero.

ALMUDENA DOÑA admontalvo@lavozdigital.es
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Los incendios son otro claro ejemplo de cómo las personas con más dificultades se ven involucradas a menudo en el desastre, algo que podría explicarse en el caso de los puramente accidentales, ya que los recursos materiales de estas personas y sus viviendas siempre serán más deficientes. Sin embargo, cuando entra en juego el azar sigo pensando que la mala suerte se ceba con la gente más sencilla.

Los desgraciados a los que no se les ocurrió otro divertimento que prender fuego a cuanto tenían por delante la madrugada del jueves, descargaron toda su agresividad en barriadas humildes, donde muchos jerezanos se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. El anciano cuya vivienda quedó arrasada por las llamas, tiene apenas 500 euros de pensión y una salud de octogenario con la que afrontar en solitario el susto metido en el cuerpo y el tener que habitar en una casa consumida por el humo. A su joven vecino a quien quemaron el coche, Dios sabe cuánto esfuerzo le costó ahorrar lo suficiente para comprar el vehículo y tunearlo a su gusto. Como éstos habrá decenas de ejemplos, mientras yo sigo preguntándome por qué siempre les toca a los mismos.