José Vega, el patrón. / R. R.
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Lo que dijo Marina Mercante

A finales de junio, la Comisión Permanente de Investigación de Siniestros Marítimos, dependiente del Ministerio de Fomento, concluyó su informe sobre las causas del volcado y naufragio del Nuevo Pepita Aurora el 5 de septiembre de 2007. Las consideraciones más polémicas (y que han servido a la Fiscalía para solicitar la imputación del patrón, José Vega, al entender que pudo tener cierta responsabilidad en lo sucedido) son las siguientes:

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Uno de los tripulantes del barco no estaba en la lista oficial de 15 inscritos (iban 16).

El libro de estabilidad del buque acordado por la Administración no contemplaba dos tanques de agua dulce que «sin embargo sí aparecen en el proyecto original de solicitud del permiso de construcción», afirma el estudio.

El punto 10 dice: «En el buque se habían realizado una serie de modificaciones sin la correspondiente autorización administrativa o incumpliendo las condiciones impuestas, entre ellas la modificación de las condiciones de francobordo asignadas, al haber cegado las falucheras y dificultarse o impedirse el desalojo de agua en cubierta».

Y, finalmente, están los cuatro factores que provocaron el siniestro, que comienzan con «el exceso de pesos y su disposición a bordo, ya que el buque sufría de una escora de equilibrio de 10,5º y estaba sujeto a un ángulo de inundación progresiva reducido por aumento de calado provocado por, al menos, 12 toneladas de peso no considerados en el libro de estabilidad». Segunda circunstancia: «El efecto de superficies libres por agua embarcada en cubierta por acometidas de olas, sin posibilidades de evacuación rápida por el cierre intencionado del 60% de las aberturas de desagüe».

La tercera sería «la pérdida de flotabilidad por el exceso de pesos, sobrepasando la línea de francobordo» y, para terminar, «las condiciones meteorológicas presentes en el momento del accidente».