COMISARIO. Joaquín Almunia durante el acto. / EFE. OLIVIER HOSLET
Economia

La Comisión Europea prevé que España acabe el año 2008 en recesión

La construcción, las turbulencias financieras y los cambios del precio del crudo crean un escenario negativo

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Puede que el Gobierno, como aseguraba el martes pasado el vicepresidente económico, Pedro Solbes, no esté trabajando con la hipótesis de una recesión en España, pero la Comisión europea sí que lo hace, y ayer no se anduvo por las ramas: este segundo semestre de 2008 la economía española va a entrar en recesión , es decir, que registrará, al menos, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo.

Las Previsiones Económicas Intermedias que hizo públicas el comisario Joaquín Almunia le vaticinan a España un crecimiento negativo del 0,1% del producto interior bruto (PIB) el tercer trimestre con respecto al precedente, y aún una desaceleración mayor en el cuarto, cuando caerá un 0,3% con respecto al tercero.

Se trata de una predicción muy negativa, sólo parangonada por los sendos 0,2% de crecimiento del PIB que la misma Comisión le vaticina al Reino Unido los dos últimos trimestres del año. Pero ni la Eurozona ni la UE-27 en su conjunto lo hacen tan mal: ambas registrarán un crecimiento cero o irrelevante, pero no verán retroceder sus economías respectivas.

El panorama español se ensombrece aún más, por un previsto muy mal comportamiento del índice de precios de consumo (IPC), que se mantendrá en un 5% el tercer trimestre y que cerrará el cuarto con una media del 4%. El diferencial de inflación con la Eurozona, que España había conseguido reducir a medio punto con grandes esfuerzos, vuelve a superar el punto estos últimos trimestres, con lo que ello supone de merma de competitividad.

Dureza

El diagnóstico de la Comisión sobre el impacto de la crisis en la economía española no aporta novedades, pero sorprende por la dureza de sus conclusiones. Para los económetras de la Dirección General de Economía, la crisis de la construcción, sumada a las turbulencias en el sector financiero y la inflación derivada de los altos precios del crudo, crea un escenario muy negativo. Si a ello se le añade el abultado déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente (mercancías, servicios y transferencias privadas), «de dos dígitos» como precisa la Comisión, y una dependencia del petróleo mayor que otras economías europeas, termina diseñándose una conjunción de circunstancias poderosas, todas ellas negativas, que conducen a las malas previsiones publicadas desde Bruselas.

España, además, no va a encontrar comprensión en su entorno: la pertenencia al euro le obliga a una disciplina fiscal contraria al derroche público. Lo que el Gobierno vaya a hacer tendrá que cuadrar, necesariamente, con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento que, no obstante, permite un déficit máximo del 3% del PIB.

Almunia, este martes, reconociendo que España «había hecho sus deberes» en la parte alta del ciclo, consideraba que podía apelar, en estos momentos de vacas flacas, a los «estabilizadores automáticos», es decir a los cambios cíclicos inducidos en la fiscalidad y el gasto público, que el Pacto de Estabilidad admite para los países de la Eurozona que han alcanzado la estabilidad presupuestaria, como es el caso de España. Pero el margen que ofrecen estos mecanismos no es notable en una crisis como la presente, que no pocos ven como de modelo y no de fin de ciclo.