María Avizanda. / TVE
MARÍA AVIZANDA

«La audiencia no es tan elemental»

La llegada de la periodista navarra a 'Gente' marca una etapa de renovación

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María Avizanda, el nuevo rostro del veterano espacio de La 1, Gente, sabe lo que es trabajar al pie de la noticia como reportera después de pasar por varias cadenas. Esta periodista navarra de 33 años trae un soplo de aire fresco a un espacio que mezcla información rosa y sucesos y que vive un periodo de renovación.

-Ha aterrizado en un programa veterano. ¿Significa subir un peldaño profesional?

-Hacer calle en directo es diferente, aunque también cuentas historias al público, que es lo que intento desde este programa. Me encuentro en un cambio de tercio, pero a mí el reporterismo de calle me merece mucho respeto porque es muy difícil contar las cosas desde el exterior. Ahora me estoy acostumbrando al silencio del plató. Pero sí, es un salto profesional indudable.

-¿Es dura la vida del reportero?

-Es dura, intensa, emocionante y estimulante, pero compensa con creces. Es lo mejor que me ha pasado hasta llegar donde estoy.

-Ahora prolifera el reporterismo de calle. Se critica en cierto modo al periodista que va micrófono en mano inmiscuyéndose en la vida íntima de los demás.

-El periodista debe saber respetar el dolor de una persona.

-Gente es un programa muy asentado, de larga vida. ¿Por qué gusta tanto?

-Porque la gente cuenta sus historias en primera persona, por la cercanía con el espectador. Y las cosas se cuentan con mucho cuidado y mucho cariño. Además, ahora estamos incluyendo más argumentos porque antes el programa estaba más centrado en sucesos y corazón.

-Gente siempre ha tocado esas dos fibras sensibles, la crónica negra y la crónica rosa.

-Son dos elementos que invitan a lo emotivo, al llanto y a la sonrisa, con los que nos identificamos todos. Yo creo que interesarnos por estos temas es muy español, pero el público también está demostrando que se interesa por otro tipo de temas. Nosotros hemos ampliado el abanico de historias y está funcionando muy bien. Ese mito, ese supuesto de que al espectador hay que darle lo que pide, es decir, corazón y suceso, lo estamos cambiando. La audiencia no es tan elemental.

-El morbo puede gravitar en cada historia que se cuente en la televisión.

-Pero yo insisto en que hemos superado una etapa, la del abuso e intromisión en la vida privada, aunque en TVE nunca se ha hecho de esa manera. Aquí el corazón es amable y sin hacer daño a nadie. En general, ya no se cuentan los sucesos de forma tan escabrosa, con tanta dureza. Los mismos hechos se pueden contar de otra manera, y yo creo que estamos ahora en ese camino.

-Un juez prohibió acercarse al lugar del accidente aéreo de Barajas. ¿Le parece una decisión acertada?

-Hay que marcar ciertos límites por si acaso los periodistas no son capaces de marcárselos a sí mismos. Aún más con un tema tan delicado como éste. Pero yo no creo que ningún periodista hubiera sido capaz de sacar imágenes de las víctimas. Pero ante la duda, está bien la medida.

Límites informativos

-En Estados Unidos también se marcaron ciertos límites a partir del 11-S.

-Sí, pero los americanos quizá sean más partidistas a la hora de marcar esos límites. Abusan demasiado. Una cosa es marcar algún límite y otra tomárselo por norma.

-En cualquier caso, parece que el elemento rosa sigue interesando. Hace unas semanas, la operación de nariz de Letizia Ortiz ha sido portada.

-Evidentemente. A mí me llamó la atención el hecho de que fuera la primera vez que Zarzuela enviase un comunicado sobre algo así. Es curioso, marca un antes y un después en la información de la Casa Real. Me parece bien que se pueda introducir un cambio en la imagen, siempre que no se obsesione uno con la estética.

-En la televisión es importante la imagen. ¿Cree que ayuda?

-Yo creo que a mí me han elegido para este proyecto porque gustaba mi manera de contar las cosas como reportera de calle. Que tenga un aspecto físico más o menos agradable a lo mejor también importa, pero yo no me considero nada especial. Tengo carácter y un físico muy del norte.