CALLE PORVERA

Tareas pendientes

Se me acumula el trabajo, tanto el cotidiano como el excepcional. Hace menos de un mes que acabé -para mi desgracia- las vacaciones e hice balance de cuanto había disfrutado: un buen viajecito, lectura, cine, muchas cervecitas, playa, relax... Una piensa que ha hecho muchas cosas, que ha aprovechado el tiempo de ocio abriendo su mente con libros de autores desconocidos, que ha visto películas que merecían la pena y que ha disfrutado de estilos musicales diferentes y paff!! llega la incombustible Fundación Caballero Bonald y le planta en las manos el amplísimo programa de un nuevo congreso con autores de los que me da rabia tener que escribir sin haber leído nada suyo. En esta lista que me resulta vergonzosa están Andrés Neuman, Eva Díaz Pérez, Elena Medel, Antonio Lucas, Carlos Pardo, Isaac Rosa, Juan Antonio Bernier... y dejo de contar porque se me suben los colores. Sí he leído Joana, de Joan Margarit, y a nuestros incondicionales Felipe Benítez Reyes y Luis García Montero, qué menos.

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Para mi consuelo he de decir que ya he empezado a hacer la tarea pendiente y voy por la mitad de la novela Bariloche, de Andrés Neuman, pero me quedan tantos... Y no sólo me ocurre esto en literatura sino que últimamente no hago más que acumular películas sin ver (desde El Laberinto del fauno o El efecto mariposa hasta las más recientes Los girasoles ciegos o Una palabra tuya, sin olvidar que quiero ver una buena tanda de títulos clásicos) y discos sin escuchar, por más que atormente a mis compañeros de la redacción poniendo música en el ordenador. Y si a esto le sumo hacer algo de deporte, dormir y comer, creo que no le quedan segundos al día. Sin embargo, siempre tengo tiempo para una cervecita en buena compañía. Es curioso ¿no?