Julio, agosto y septiembre: crónicas de invierno
Julio: Cuarteto, camerata y romancero. Si no es por el sofocante calor de los últimos días de julio y que evidencia el cenit del verano pensaría que estamos en pleno invierno. Tan invierno como en el mismísimo carnaval, tiempo de cuartetos. Usual figura del carnaval y en la que es habitual su formación por tres o cinco integrantes en lugar de cuatro, que sería lo adecuado respondiendo a su propia denominación. Las ya innumerables fotos del diálogo social en las escalinatas de la Monclóa evocan un cuarteto de cinco. Efectivamente, de cinco y todos con caras de póquer. Es difícil supongo negar la evidencia sin que se note en sus rostros. Quizás por ello, no hay ninguna foto del día 29 de julio que salgan mirando de frente al objetivo de la cámara. La complicidad de todos ellos alcanza la perfección, cuando la condición de más representativos no suponía yo exigiese un esfuerzo de tal consideración. Tanto que han renunciado todos, al menos es lo que parece, a exigir aquello en lo que debiera irle la vida a cada una de las organizaciones allí presentes, que conforman la esencia de sus principios y que deben ser irrenunciables en cualquier caso.
Actualizado: GuardarComienza el repertorio del cuarteto con la presentación. Siempre que el presidente del Gobierno debiera actuar y gobernar en materia económica, porque es esa su obligación, se convoca él mismo junto con los otros cuatro agentes sociales y ya tenemos el cuarteto de cinco en las escalinatas de la Monclóa que hace las veces del Gran Teatro Falla. El plato fuerte del cuarteto es la parodia. En ella se representa una historia que suele estar relacionada con el tipo. Van de más representativos y pretenden dialogar eternamente y por lo siglos de los siglos, amén. Uno de ello es el jefe, se sitúa en la foto en el medio, y a pesar de las recomendaciones de uno de sus colaboradores va encorbatado, sólo le falta la bombilla de bajo consumo en la mano. Menos mal que no la lleva. Éste con una lámpara en sus manos puede pedirle a ella que actúe como si fuera la de un mago. Los otros componentes, dos a la izquierda, con barba, y los otros dos a la derecha, con rasurado facial perfecto.
De momento foto va y foto viene y poco más. Entona el presidente el cuplé y fija como prioridades, la financiación de las empresas, garantizar la protección por desempleo y facilitar la recolocación de los parados... Y con un tango que le sale de lo más hondo, prosigue con el objetivo de reducir la inflación frente a los principales competidores, dotando de mayor competencia a los mercados de bienes y servicios, como los energéticos o la distribución comercial y bla, bla, bla. Los otros cuatro, los más representativos, se comprometen a analizar las reformas necesarias. La verdad es que ese compromiso de análisis, que no de atajar de raíz el problema, le cuesta al Estado español muchos millones de euros, tantos que el análisis debiera traducirse en soluciones reales.
La complejidad del cuarteto estriba en hacer reír al público sin más, aquí no valen las florituras de una bonita música ni la espectacularidad del tipo. Es decir, sus integrantes tienen que tener mucha cara y mucho arte para alcanzar su objetivo. Lo primero les sobra a todos ellos, derrochándola a raudales. De lo segundo na de na, pero eso sí, muy representativos tanto lo son que son los más representativos.
Con la posición de partida de los sindicatos, que se oponen a modificar los contenidos del modelo y la tibieza de la propuesta patronal, auguro una función pesada e interminable para el cuarteto, que con seguridad no hará reír ni por asomo al respetable. El objetivo del cuarteto no será alcanzado y su figura estelar, imbuida en el miedo escénico, terminará por aburrirnos por falta de coraje y valentía.
Sí el cuarteto es una figura carnavalesca restringida en cuanto al número de integrantes, la concertación a la andaluza, entra dentro del concepto camerata, entre el cuarteto y la chirigota, magistralmente representado por la Camerata Guatifó. En la foto andaluza, no son cinco sino ocho. Somos exagerados para todo y también lo somos cuando de concertación social se trata. El diagnóstico esbozado por la patronal en la última de las instantáneas, también de fecha 29 de julio, es bastante sensato, todo hay que decirlo. En pocos días ha pasado de pequeños ajustes económicos a una situación de crisis, para reconocer ahora una situación de inmediata recesión, por lo que «urgen a la Junta la adopción de medidas concretas que vayan más allá de gestos». Meses atrás, un cualificado representante sindical pedía al Presidente de la Junta la creación de «un 061 para empresas en crisis». Debe ser que es invierno y estamos en carnaval. Con esto no tengo más remedio que exteriorizar lo que cualquier gaditano expresa en la plaza de las Flores cuando el domingo de carnaval se acercan los coros por la esquina de Correos: «Ésto sí que es carnaval».
Definitivamente debe ser invierno y seguimos ensimismados por el carnaval, y, mientras tanto, otra empresa española patrimonialmente agredida por «otro de nuestros amigos sudamericanos», ahora Venezuela, ayer Argentina y el otro día Bolivia. El personaje central del cuarteto ahora se disfraza de romancero para interpretar el romance. Pero no golpea con fuerza la pizarra, sólo le hace cosquillitas con el puntero que delicadeza cuando evoca a Chávez, Morales o Fernández.
Agosto: los Reyes Magos. Efectivamente, son los albores del invierno y la Junta de Andalucía ha escrito la carta a los Reyes Magos directamente al BOJA. Y mire por donde, subvención para los sindicatos más representativos de 300.000 euros para «proyectos de información y sensibilización ambiental en materia de aguas». Sólo falta que sus eminencias no sean tacaños y se acuerden también de los otros más representativos y les pongan una subvención para la fabricación de flotadores con cabezas de patitos para no ahogarse. Lo digo por lo del agua.
Septiembre: Papá Noel o el Llanero Solitario. El ministro de Trabajo e Inmigración, visto como está el patio, es un regalo que proviene de la Laponia finlandesa, es Navidad y hace mucho frío. Realmente es un regalo para todos porque propone medidas sensatas, racionales y objetivas. Pero mira por donde, los más representativos, con el beneplácito de la vicepresidenta, lo han puesto a caldo. Sólo espero que sea de pavo y esté calentito por que estamos en Navidad y hace mucho frío.