ANÁLISIS

Depende de ellos

La relación de los nuevos vocales del CGPJ confirma que han sabido más de la misma los corresponsales políticos que los aspirantes. De hecho, saben cosas sorprendentes: en qué mesa se decidirá el presidente del Consejo, quiénes son los cuatro candidatos, que entre ellos no hay ninguna mujer porque ninguna «reúne los requisitos», aunque se desconozcan. Pero si se cruza esta omisión con las repetidas menciones a una determinada magistrada, cabe deducir que el próximo presidente tendrá algunos rasgos de los que carece ésta: magistrada del Supremo, la primera de su promoción, que encabezó la segunda mayor Audiencia y ha mostrado independencia de criterio. Como es impensable que el designado no tenga esas cualidades, la diferencia debe de ser de otro orden. La magistrada en cuestión es joven y menuda, tal vez el futuro presidente sea mayor y corpulento.

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La lista comprende personas que han tenido cargos relevantes. Es más plural, pero todos sus jueces o magistrados están asociados: los no afiliados no se verán representados esta vez en ningún vocal independiente. La relación de muchos de ellos con la política no es reprochable: la pureza no existe, es mejor una posición explícita que una secreta o disimulada. Tampoco cabe esperar otra cosa de un sistema de designación parlamentaria para una función que es inequívocamente política, no jurisdiccional. Pero es comprensible que, siendo el procedimiento el de siempre, haya quien espere lo de siempre. Aunque aún falten elementos para valorar las propuestas que atizarían un debate informado sobre la ideología, la labor jurisdiccional y la capacidad profesional de cada vocal.

La valoración deberá ser empírica y dependerá, aunque parezca ingenuo recordarlo, de la voluntad de cada uno de desarrollar su función con la independencia en cuya garantía gozarán del magnífico estatus que lleva consigo el puesto.