Solidaridad profesional

a celebración hoy del Día del Cooperante sirve de recordatorio de la labor que desarrollan 1.400 ciudadanos españoles fuera de nuestras fronteras, enfrentándose en muchas ocasiones a situaciones extremas en las que su compromiso profesional se entremezcla con un encomiable altruismo. Una disposición a encarar problemas esenciales derivados de la pobreza, el hambre o los conflictos armados que constituye una inestimable aportación para las sociedades que los acogen, pero también para la sensibilización de aquellas de las que proceden; al tiempo que sus resultados suponen una recompensa para quienes encuentran en la ayuda humanitaria un significado para su propia existencia. Sin embargo, esta visión no puede orillar la consideración de éstos como profesionales que requieren de una adecuada cobertura legal de sus derechos laborales. Lo que implica avanzar en el desarrollo del Estatuto específico aprobado por el Gobierno hace dos años.