Opinion

Investigación en El Cáucaso

Las acusaciones suben de tono entre Moscú y Washington. La tensión verbal por la actuación rusa en Osetia del Sur y Abjazia se complementa con desafíos militares y eso puede resultar muy peligroso si algún despistado se salta el guión. La presencia del Mount Whitney, el buque insignia de la sexta flota de EEUU, en el puerto georgiano de Poti, es un desafío. Según el presidente ruso Medvédev, no lleva ayuda humanitaria a los georgianos, sino armas.

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Es la respuesta a la gira del vicepresidente Cheney por Georgia y Ucrania donde ha fomentado el ingreso de estos países en la OTAN.

Se fuerza la situación pero a estas alturas la partida parece decidida a favor de los intereses rusos en una zona vital para el mercado energético mundial, mientras los norteamericanos buscan devolver el golpe y los europeos salvan la cara proponiendo una investigación.

La división interna impide una acción firme y clara de la Unión Europea. Estados Unidos es el aliado pero se depende del gas y del petróleo de Rusia. Ya se sabe que cuando no puedas o no quieras solucionar un problema creas una comisión de investigación.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, sigue ofreciendo los buenos oficios mediadores de una Europa sorprendida por la acción de Georgia contra Osetia del Sur, que ha provocado una desmesurada reacción de Rusia y, en definitiva, una crisis internacional con unas repercusiones de proporciones inquietantes.

Putin irrumpe por la fuerza como un actor decisivo en la escena internacional, mientras la Administración Bush capea como puede la devastadora crisis financiera que ha obligado a su Gobierno a ultimar el rescate de Fannie Mae y Freddie Mac, las dos principales entidades hipotecarias norteamericanas, según The New York Times; algo que ocurrió a primeros de año con Bear Stearns, el quinto banco de la gripada superpotencia. Hablamos de miles de millones de dólares en una operación que afecta a la economía occidental, que sufre una grave crisis por la escasez de dinero circulante y teme que este conflicto condicione su suministro energético.

En el puzzle internacional hay una pieza que acaba de casar bien para los intereses occidentales: la elección del nuevo presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, viudo de Benazir Bhutto y defensor de la relación con Estados Unidos en la lucha contra Al Qaeda y los talibanes. Pero no hay que caer en engaños, ahora se abre una gran incógnita en otra zona estratégica.