El sonido de las horas
Actualizado: GuardarHay ocasiones en las que la falta de perspectiva impide al observador percatarse de los detalles más hermosos de un cuadro. Quizás, eso mismo es lo que le sucede al ciudadano de a pie en su propia urbe. Pequeñas joyas se muestran frente al él cada día sin que se percate de ello.
En Jerez de la Frontera sucede algo similar. Los Museos de la Atalaya encierran un secreto, una visita perfecta de las entrañas de la localidad sin que muchos de sus habitantes lo conozcan. El Palacio del Tiempo es la mitad de este sigiloso misterio, en el que también toma parte el Misterio de Jerez. Almacena en su interior, a la vista del curioso, verdaderas joyas de arte, de precisión, con maquinaria propia.
El tiempo en su expresión más cotidiana, en forma de relojes, adquiere protagonismo en este museo que guarda celosamente una colección única en Europa. El tic tac continuo acompaña al visitante durante su recorrido por las salas, entre máquinas de movimiento perpetuo o relojes de los siglos XVII, XVIII y XIX. Verdaderas piezas de arte que, según cuentan, fueron recopiladas por un comerciante, obsesionado con controlar el tiempo, en el siglo XVIII. El coleccionista acumuló más de 300 relojes que hoy siguen en perfecto estado de conservación, adornando las estancias del Palacio del Tiempo.
Sin embargo, ser una de las colecciones más completas del mundo en su género, no es su único atractivo. Una de las peculiaridades de este recinto es el ambiente que en él se genera. Gracias a un montaje cuidado de luces, colores y sonidos, el visitante logra sumergirse en un mundo mágico. Una sensación sorprendente lograda a base de tecnología multimedia y vanguardista en un espacio de estilo neoclásico-victoriano. Sorprendente, ¿no? Así es El Palacio del Tiempo.