Tardes a la fresquita

La acera está recién regada. Cuando la tarde ha sido dura, los vapores flotan del denso y recalentado hormigón. Pero ahora da gloria sentarse a la puerta, justo cuando llega la fresquita y el aire se agradece. Son muchos los jerezanos que salen a la calle un rato mientras el día anochece. Barriadas como la de Federico Mayo, donde el verano viene siempre acompañado de esas sillas de playa que se usan para sentarse a la puerta de la casa.

El verano tampoco ha sido para echarse las manos a la cabeza. Al menos eso es lo que dicen algunos vecinos de Federico Mayo. «Hemos tenido algunos días duros de calor, pero también es cierto que hemos tenido un verano muy agradable», comenta una señora.

En algunos casos, incluso, es usual que el personal cene en la puerta de la casa. Al menos esto ocurre cuando se disfruta del jardín en la entrada. En la calle Canarias una familia que disfruta de noche, comenta al unísono que «las papas fritas son más ricas cuando se toman al fresquito en el jardín de la casa». Un señor en bañador apostilla que «no todas las casas disfrutan de un jardín en el barrio, así que es una ventaja a la que tenemos que sacarle bastante partido como cenar afuera».

Remolacha

El olor a remolacha tostada ha decrecido en este mes de septiembre que se estrena. Un olor característico en la Zona Sur de Jerez, cuando se deja notar la calima hasta cuando llegan las cortas noches. La televisión puede esperar, y también la cama. «Cuanto más tiempo estemos al fresco, menos calor pasaremos en la casa porque hay habitaciones que parecen un horno cuando llega la hora de meterte en la cama», dice otra vecina que tampoco se priva de sentarse a la puerta. Los barrios con solera tienen estos privilegios. Sin duda que el calor, en la puerta de la casa, se convierte en una pena menor.