Un rincón 'heavy'

En la tienda de Carolina Cortés ha parado la música heavy por un momento. Las guitarras han dejado de sonar y las baterías han cesado su dos por cuatro en el centro comercial de Lancería 7. La estética rockera es el principal reclamo de la tienda. «Lo siento, pero no me he dado cuenta de que se ha acabo el disco. Voy a darle la vuelta», comenta Carolina. Alrededor, pulseras negras acabadas con pinchos, mecheros zippos con temática heavy, púas colgantes de acero, muñequeras, chapas o parches metálicos.

Lleva casi un año en la brecha. «Contenta, claro que sí. Lo que ocurre es que las ventas han bajado. Para todos, claro», subraya Carolina. Se decidió a montar la tienda porque la cosa no está muy bien en el mercado de trabajo. «Se me presentó la posibilidad de crear mi propio puesto de trabajo y no me lo pensé dos veces», agrega.

La tienda está sólo reservada a los amantes a este mundo del heavy, el rock y el gótico, representado este último con unas sugerentes minifaldas. «Si te he de decir algo de mi tienda, te comento que tenemos un producto interesante como son las sudaderas de mangas largas. Dentro de unos días tendremos gran variedad para los días fríos». Además, agrega que «suelo tener de los más diversos grupos de heavy. Creo que no hay conjunto, por raro que sea, que no tenga su sudadera o camiseta».

Han entrado dos chicas que preguntan por un colgante. Hay variedad suficiente como para pensárselo por un buen rato. Así que se quedan en el estante haciendo cábalas antes de decidirse por uno en concreto.

Encantadores

Carolina aprovecha la ocasión para afirmar que «son gente encantadora. Nada de lo que pueda parecer por sus pelos largos y esa presencia tan definida. Son chicos educados, simpáticos y nada violentos o groseros. En el caso de los heavy, su apariencia no tiene nada que ver con lo que son realmente».

La tienda está en fase de renovación de géneros a la espera de la moda de invierno. Carolina seguirá en la lucha diaria de dirigir su comercio, tan definido dentro de un sector de público. Sin duda, los viejos rockeros nunca mueren, así como este tipo de moda o subcultura que lleva varias décadas con una presencia clara en nuestra sociedad.