POCO A POCO. Recomiendan reanudar la actividad laboral sin exigirse un rendimiento al 100%. / L. V.
Jerez

El 35% de los jerezanos sufre síndrome postvacacional al volver al trabajo

Este trastorno afecta, sobre todo, a los menores de 45 años con jornada partida Provoca alteraciones físicas y psicológicas que sólo se prolongan unos días

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Para el mes de septiembre siempre falta mucho, menos cuando ya ha llegado. La vuelta al trabajo después de un largo descanso supone un reencuentro con la rutina que no todo el mundo acepta de igual forma. De hecho, el 35% de los jerezanos sufre síndrome postvacacional al volver a su empleo. «Afecta, sobre todo, a personas jóvenes menores de 45 años que trabajan en horario de mañana y de tarde porque pasan de tener todo el día a no disponer apenas de tiempo libre», explica el psicólogo Manuel Jesús Romero Abad, fundador del primer gabinete psicológico de Jerez hace 26 años.

«El síndrome postvacacional -que es una incapacidad de adaptación al trabajo una vez que finaliza el periodo de descanso- provoca desequilibrios físicos y psicológicos», asegura el especialista. Los síntomas más comunes pasan por «irritabilidad, apatía, insomnio, ansiedad e incluso taquicardias en los casos más agudos». Eso sí, este trastorno lo sufren principalmente aquellos trabajadores que han disfrutado de vacaciones de más de tres semanas de duración ininterrumpida: «Es recomendable coger dos periodos vacacionales de quince días para evitarlo», añade.

La causa principal del síndrome postvacacional es el desajuste horario de las comidas y el sueño. Las costumbres se relajan en verano e incluso cambia la actividad social: «Nos relacionamos de otra manera, de forma más distendida», indica el psicólogo que atiende algunos casos en su consulta de la calle Zaragoza. «El regreso al trabajo implica ciertas exigencias personales y un grado de tensión más alto. Cuando la persona no está preparada para eso, se viene abajo».

A todas los trabajadores no les afecta por igual esta situación sino que «depende de cómo viva cada uno su profesión. Si percibe la vuelta como algo bueno, como el reencuentro con los compañeros y el regreso a la actividad, será positivo, pero si solamente piensa que está quemado y que no quiere volver a ver al jefe, las consecuencias serán negativas. Esta situación suma más ansiedad a la vuelta a la rutina», argumenta Romero Abad. De hecho, la fórmula más sencilla para evitar quebraderos de cabeza asociados a la vuelta a la normalidad es «quitarle hierro a la cosa. No hay que darle mayor importancia».

¿Cómo se puede evitar?

«Se debe establecer una comunicación fluida con los superiores y los colaboradores contando lo que se ha hecho durante las vacaciones y preguntándole a los demás por sus actividades», recomienda el psicólogo jerezano. También es aconsejable -si se ha permanecido fuera de la ciudad durante el periodo de descanso- volver unos días antes a casa para ir regulando los horarios con la intención de retomar el contacto con la rutina poco a poco.

«Hay que evitar una actitud de queja permanente y, si es posible, planificar actividades para los primeros días que contengan algo de deporte o de ocio. La clave está en verle la parte positiva a la vuelta a la vida cotidiana», continúa el psicólogo jerezano. Sentarse de nuevo ocho horas ante el ordenador, volver al tajo de la obra o al volante del camión tiene que ser un proceso paulatino: «Hay que empezar a trabajar sin exigirse un rendimiento al 100% desde el primer día».

Otra cuestión fundamental para este 35% de los jerezanos es ser consciente de que «este malestar va a desaparecer en pocos días». De hecho, lo más común es que una vez que se manifieste solamente dure los tres o cuatro primeros días aunque en los casos más agudos se puede prolongar hasta las dos semanas.

Pero no son sólo los adultos los que sufren el síndrome postvacacional sino que también afecta a los más pequeños cuando les toca volver a las aulas. Entre el 5 y el 8% de la población infantil padece este trastorno.

vmontero@lavozdigital.es