PIDEN LA DIMISIÓN DEL PRIMER MINISTRO tailandés

Los manifestantes desafían el estado de excepción en Bangkok y mantienen sus protestas

El ministro de Exteriores renuncia al cargo mientras que el jefe del Ejército descarta un golpe militar

BANGKOK Actualizado: Guardar
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Por noveno día consecutivo, los manifestantes siguen ocupando la sede del Gobierno de Tailandia y mantienen, en las calles, su desafío al estado de excepción en Bangkok. Su postura no ha cambiado: condicionan cualquier negociación a la dimisión del primer ministro, Samak Sundaravej, que se mantiene impasible. La que ya es un hecho es la renuncia del ministro de Exteriores.

La primera noche de estado de excepción en la calles de la capital tailandesa se ha desarrollado sin incidentes entre las fuerzas de seguridad y los opositores. Aunque el estado de excepción decretado ayer en Bangkok prohíbe cualquier reunión pública de más de cinco personas, el jefe del Ejército, el general Anupong Paochinda, ha apostado por el diálogo para resolver el conflicto en vez de dispersar por la por la fuerza a los manifestantes.

El jefe del Gobierno declaró ayer la medida de emergencia en la capital tras la batalla campal del lunes entre los manifestantes antigubernamentales y seguidores del Ejecutivo, que causó un muerto y 44 heridos. El estado de excepción permite a los militares emplear la fuerza para desalojar a manifestantes, bloquear carreteras, evacuar edificios, censurar a los medios de comunicación y detener sin cargos a sospechosos de rebelión durante un máximo de 30 días.

Las condiciones de los manifestantes

El fundador de la Alianza del Pueblo para la Democracia (PAD), la formación opositora que ha encabezado las protestas, y que ayer anunció que los activistas se dispersarían antes de 48 horas, ha reiterado su determinación. "Nuestra postura es firme: Sundaravej debe renunciar. Si no se va, no hablaremos con nadie", ha declarado Sondhi Limthongkul.

Los soldados todavía no han entrado en el recinto del Palacio gubernamental, aunque más de mil policías están desplegados en los aledaños para "proteger" a los activistas, según fuentes oficiales.

El primer ministro, Sundaravej, ajeno a las exigencias de los manifestantes, ha expresado su confianza en que el Ejército encuentre una vía para dispersarlos, aunque no descarta que los militares piensen en aprovechar la situación para asestar un nuevo golpe de Estado, como hicieron en 2006, cuando derrocaron a Thaksin Shinawatra en medio de otras protestas del PAD.

El Ejército no se mueve

Sin embargo, el jefe del Ejército ha descartado otra asonada y ha señalado que la crisis política será resuelta "por medios legales y democráticos". Además, se ha comprometido a ejercer la moderación si debe disolver a los activistas.

Las protestas callejeras en Bangkok comenzaron el pasado mes de mayo, cuando los seguidores del PAD empezaron a denunciar al Gobierno de Sundaravej, un veterano ultraderechista al que tachan de corrupto, desleal a la Corona y ser un títere al servicio de Shinawatra, el anterior presidente.

Apoyada por la élite conservadora y sectores del Ejército, la oposición explota la propaganda monárquica y nacionalista para ganarse la simpatía del pueblo y pretende que el rey designe un gabinete de transición, como ha sucedido en otras momentos de grave inestabilidad política en Tailandia.

Dimite el ministro de Exteriores

La crisis política se ha agudizado con la renuncia del ministro de Asuntos Exteriores, Tej Bunnag, un diplomático retirado que fue designado para el cargo el pasado mes de julio. La dimisión ha llegado nada más cerrar su misión de restaurar las relaciones de Tailandia con Camboya, dañadas debido a una disputa por un templo que obligó a su predecesor en el cargo a dejar el poder.

Tej había trabajado en la oficina de la Secretaría principal privada del rey Bhumibol Adulyadej, y su marcha podría entenderse como la forma en que el monarca expresa sus reservas respecto al Gobierno de Samak.