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GATUNO. Fritz es el 'alter ego' de Ricardo Olivera, autor del chiste diario de este periódico. / O. CH.
Cultura

'El bestiario' de Fritz, premio al mejor cómic andaluz

Ricardo Olivera prepara la segunda recopilación de sus chistes en LA VOZ de Cádiz, trabajo que combina con la dirección de una colección sobre el Bicentenario de 1812

ROCÍO VÁZQUEZ
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Cada mañana, llama a gritos al espíritu crítico de los lectores de LA VOZ con sus felinos dibujos, inquietos maullidos de un lápiz comprometido con la extinción de los compromisos, de las ataduras que constriñen el pensamiento.

Ricardo Olivera, Fritz, es un ser gatuno que pasea vigilante por los tejados para reducir, con una imagen y unas cuantas palabras, la actualidad de la ciudad, las formas y fondos del «bestiario» gaditano, que podría ser de Madrid, de Cáceres o Pamplona. «Lo que realmente me gusta es satirizar sobre las actitudes y costumbres de la gente, más allá de la crítica política, hay muchas más oportunidades de extraer el chiste en las actividades y pensamientos de la gente corriente», confiesa el «narrador gráfico».

La recopilación de su tira diaria le ha hecho merecedor del premio al mejor cómic andaluz en la cuarta edición del ImaginaMálaga, una de las plataformas del universo de la viñeta más consolidada en la región. «A pesar de que no sea de los salones más importantes de España, se agradece que Málaga y Andalucía en general valoren las creaciones locales», destaca el ilustrador, que prepara el segundo volumen de El bestiario gaditano. Gracias a estas compilaciones el gato Fritz se ha dado cuenta de su inmensa capacidad creativa y de las posibilidades comunicativas de su crítica mordaz, de sus arañazos ácidos, templado para los sentidos de su público. «Cuando uno da su opinión, corre el riesgo de que no le guste a a alguien, pero yo siempre digo que lo grave o triste no es el chiste, sino la noticia o el tema que lo origina».

Las criaturas del gato

El comiquero no confía en la subversión. Sus pequeños rugidos son callados por la magnitud de otros canales de expresión; aunque reconoce que su dibujo en las páginas de LA VOZ le ha aportado el feedback de su público, la respuesta inmediata -en forma de beneplácito, «las más» o tirón de orejas- que también agradece.

«He aprendido qué lenguajes y qué temas prefieren los lectores. Es esencial para mi trabajo diario, aunque no sea un columnista, siempre intento plasmar algo que dé que pensar», subraya Olivera.

El gato que hace desayunar con una mueca en los labios, que despierta las inquietudes de sus compañeros de «zoo», afila ya el grafito de futuros cronistas. Desde hace tres años imparte los talleres de cómic del programa El COCU promovido por la Diputación. «Para los niños no es tan importante dibujar bien como el expresarse, son mucho más desinhibidos» apunta.

Mientras otea el corazón de la ciudad, Fritz prepara las ilustraciones de un libro de historias de terror y dirige la elaboración de las colecciones de cómic para conmemorar el Bicentenario de la Constitución de 1812.

No hay escenario que se le re-sista a este animal astuto, artista frente al papel, megáfono de la realidad y atizador diario de sonrisas.