El sector de la estética encuentra nuevas claves en el cerebro
La neurocosmética abre una puerta para dar respuesta a los problemas cutáneos al actuar sobre el sistema nervioso
Actualizado: GuardarSupone una parte importante, pero tener un aspecto saludable no sólo depende de lo que entra por la boca. También el olfato tiene mucho que decir. Y la vista. Y el tacto. Los investigadores se han dado cuenta y han acuñado un nuevo término: la neurocosmética, que permite dar respuesta a los problemas de la piel actuando sobre el sistema nervioso cutáneo.
«Los cosméticos con efecto sensorial, sobre los sentidos del tacto, vista, olfato y gusto aportan no sólo una sensación agradable, sino un efecto real fisiológico en el funcionamiento de la piel y de sus anejos cutáneos», precisa el farmacéutico e investigador de los Laboratorios Puig Francisco Balaguer.
De hecho, no son pocos los aspectos estéticos relacionados con la neurología cutánea que pueden solucionarse con la neurocosmética. Es el caso de los estados de sequedad de la piel, la sensibilidad cutánea, el fotoenvejecimiento, las arrugas, las pigmentaciones anómalas, el eritema, la calvicie, la celulitis, la hiperhidrosis, el prurito o la seborrea. Todos habitualmente relacionados con la tensión y el estrés.
Apelar a los sentidos
«Cada día es más importante la sensorialidad, la agradabilidad a los sentidos, de los productos cosméticos y, como consecuencia, el mejor funcionamiento de la piel como órgano importante en la estética personal», observa Balaguer.
Buena prueba está en ese perfume que relaja, o en esa crema corporal que calma el estrés, o en aquel gel que ayuda a conciliar el sueño. Firmas reconocidas del gremio como Clarins cuentan con una gama específica para el relax. Se pueden encontrar, así, en su catálogo desde una crema hidratante y nutriente con aceites y extractos naturales calmantes y desestresantes a un perfume que neutraliza las tensiones, libera la mente y recarga energías.
Algo muy parecido consigue Kenzo con su línea Kenzoki, que también busca en el corazón de las plantas la base de sus productos. Por ejemplo, una crema helada regenerante que mejora el estado de ánimo, un revigorizante perfume a base de agua vegetal de flor de jengibre y rico en sales minerales y aceites esenciales, o unos copos exfoliantes que purifican la epidermis y potencian el buen humor.
No en vano, existen estudios que avalan los resultados. Un trabajo de la Duke University Medical School de Dirham (Estados Unidos) concluía que el cerebro asocia ciertos olores con el placer o la relajación. Esto hace que la neurocosmética, unida a la cromoterapia o la aromacología, consiga levantar el ánimo y, de paso, borrar las indeseadas arrugas.