DOLIDO. Sergio Ramos se marcó cabizbajo al vestuario. / EFE
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La maldición de Riazor se mantiene para un Real Madrid que no carbura Robinho sólo piensa en el Chelsea

Los deportivistas aprovecharon su mejor forma física para derrotar a los blancos Mista y Lopo marcaron por los locales y Van Nistelrooy por los madridistas

Actualizado: Guardar
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Una derrota más en Riazor y peticiones del respetable para que salga Robinho. Con la maldición a cuestas y con esta guasa, un pobre Real Madrid debutó en la Liga ante un Deportivo de La Coruña muy superior. El equipo de Schuster se encontró con un auténtico hueso a las primeras de cambio. El Deportivo sacó a relucir ante los blancos su mejor fondo físico, fruto de una larguísima pretemporada que ha incluido una eliminatoria contra el Hadjuk Split en la Copa de la UEFA.

Ese plus que da la competición lo aprovechó Miguel Ángel Lotina para adelantar las líneas. Sin los cinco defensas que tan buenos frutos le dio la temporada pasada, el técnico vizcaíno optó por dar un paso adelante y apostar por la presión. Ante dos perros de presa como De Guzmán y Sergio, ayudados de forma constante por Verdú, el Madrid se ahogó. Guti no tenía el balón y su equipo sufría. Lo pasaban mal los defensas, porque sólo podían darle la pelota a Diarra o jugarse el pelotazo. Tanto Heize como Pepe saben que el malí no es la persona más adecuada para provocar alguna situación peligrosa en el área contraria. Y tampoco estaban contentos los delanteros, porque ni olían la pelota. Sólo Robben intentaba crear algo.

El primer gol llegó después de que Guardado botara un golpe franco, Casillas midiera mal y Mista marcara solo.

El empate se inició cuando Raúl cogió un balón e intentó una vaselina, que terminó en los pies de Van Nistelrooy. El holandés no perdonó. Sin embargo, Guardado lanzó un córner que Lopo introdujo de forma magistral en el fondo de la portería. Fue la puntilla para el Madrid y para Schuster, que no reaccionó. El brasileño insistió en que su ciclo en el Real Madrid está acabado, que su único deseo es abandonar el club blanco para fichar por el Chelsea. «Ya lo he dicho al presidente, al entrenador, a los dirigentes y a los medios: tengo la cabeza allí, quiero jugar allí», insistió el brasileño. Ahora, después de que el club inglés haya ofrecido unos 30 millones más dos variables por objetivos y hayan convencido al jugador, Ramón Calderón Pedrag Mijatovic no lo quieren dejar marchar. «El problema es que el club no ha conseguido fichar a nadie», prosiguió el ex jugador del Santos. Las críticas de Robinho llegaron hasta Bernd Schuster. El entrenador se había mostrado conciliador el día anterior y había comentado que el jugador debía centrarse antes de disputar un partido con el Real Madrid. «Schuster no es mi padre, es mi entrenador. No me va a obligar a nada», afirmó altanero. Otro que se puede enfadar, y mucho, si Robinho es el entrenador.