SUPERSTICIOSO. Alberto Fujimori, durante el juicio. / EFE
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Las pitonisas de Alberto Fujimori

El antiguo presidente peruano recurre al asesoramiento de dos videntes para protegerse de maleficios y poder esquivar la cárcel por dos matanzas perpetradas durante su mandato

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Los rumores sobre la afición de Alberto Fujimori a consultar habitualmente su futuro y salud espiritual con videntes y curanderos no son nuevos. Ahora que se enfrenta a una acusación por violar los derechos humanos, el ex presidente peruano tampoco ha querido renunciar a esta mágica ayuda y ha decidido solicitar los servicios de Soledad Ibargüen y Rosita Chu, dos brujas que lo mismo le bendicen que lanzan sortilegios contra los abogados de la acusación.

Soledad se ríe cuando en los medios de comunicación peruanos la llaman «bruja» y asegura que ella se considera más bien «el ángel de la guarda» del mandatario, al que conoce desde que éste era muy pequeño. La vidente ha leído en las hojas de coca, su instrumento para la predicción, que «el juicio va a terminar muy bien». «Ya le dije al ingeniero (Fujimori) que en octubre saldrá de la cárcel», asegura confiada en un feliz desenlace.

Pero toda protección es poca, y para inducir a que sus vaticinios se cumplan, Ibargüen también protege al ex presidente con «baños de florecimiento», una fórmula a base de plantas y hierbas para alejarle del mal fario. Por si acaso, su asesoramiento cuenta con el refuerzo de las cartas del tarot de Rosita Chu, famosa por la difusión de sus predicciones en los medios locales, incluida la televisión.

Amenazas

Sea como sea, la abogada de la acusación, Gloria Cano, no las tiene todas consigo ante las posibles brujerías y hechizos de las pitonisas. «A mí una vez (Ibargüen) me amenazó... se acercó, y me dijo que lo iba a pagar con mis hijos y mis nietos», describió inquieta. Por si las moscas, la letrada se protege de los maleficios con pulseras de huairuros (semillas de la suerte) y distribuye cuarzos en las habitaciones que ocupa.

No es la única, porque más de un fiscal y algún que otro abogado intentan eludir a las nigromancias colocando un vaso de agua debajo de su propio escritorio. «Yo no practico ninguna clase de hechicería. No sé por qué los fiscales me tienen miedo, yo creo que ellos son los verdaderos brujos. Están intentando llamar la atención con sus mentiras, pero no lo lograrán», se defiende Soledad.

Cano representa a las familias de los secuestrados y asesinados en las matanzas de Barrios Altos, en 1991 y La Cantuta, en 1992, en las que murieron 25 personas a manos de agentes de inteligencia del Ejército. Por aquel entonces, se encontraba al frente del cuerpo Vladimiro Montesinos, considerado el poder en la sombra durante los gobiernos de Fujimori. La Fiscalía ha pedido que se condene al ex gobernante a 30 años de prisión por aquellas masacres.

Desde que comenzó el juicio, Soledad, de 87 años, acude incondicionalmente a cada sesión, apoyada siempre en su bastón para afirmar el paso inseguro, y ocupa la primera fila junto a la familia del reo. Además, las cámaras del programa de televisión Cuarto Poder la grabaron saliendo del Instituto Nacional Penitenciario, donde Fujimori está recluido desde septiembre del año pasado, cuando fue extraditado de Chile. El jefe de la prisión, Leonardo Caparrós, confirmó su visita y explicó que hace dos meses le flexibilizaron las normas carcelarias.

Insólitas visitas

La adivina, sin embargo, no es la única que ha acompañado a Fujimori en todo este tiempo de reclusión. Según Cuarto Poder, el grupo musical Los Iracundos, del que el ex mandatario es un fiel seguidor, fue a verlo como regalo por su 70 cumpleaños, y en la lista de visitas también figuran, entre otros, profesores de pintura, publicistas, amigos que se hicieron pasar por abogados y congresistas de su partido.

La única que no ha pasado por allí ha sido su esposa, la empresaria japonesa Satomi Kataoka, quien desde Japón lanzó un cubo de agua fría a los seguidores del Chino al asegurar que su matrimonio fue por conveniencia. «Mi relación con Fujimori es similar a la de un padre y una hija. El matrimonio se llevó a cabo con el fin de ayudarlo», confesó.

Habrá que esperar a que el tribunal dicte sentencia para saber si las cartas del tarot y las hojas de coca están en lo correcto y el antiguo presidente, Alberto Fujimor, abandona la prisión el próximo mes de octubre.